La espondilitis anquilosante es una forma de artritis a largo plazo que sucede la mayoría de las veces en la columna vertebral. Puede causar dolor y rigidez en la parte baja y media de la espalda, las nalgas y el cuello y, a veces, en otras zonas como las caderas, la pared torácica o los talones. También puede causar inflamación y movimiento limitado en estas zonas. Esta enfermedad es más común en los hombres que en las mujeres.
No hay cura, pero el tratamiento puede controlar los síntomas y prevenir que la enfermedad empeore en la mayoría de los casos. La mayoría de la gente es capaz de hacer sus actividades normales diarias y todavía puede trabajar.
Esta enfermedad puede causar otros problemas diversos. Podría tener enrojecimiento y dolor en la parte coloreada del ojo (iritis). Usted también puede tener problemas para respirar a medida que la parte superior de su cuerpo comienza a curvarse y se le vuelve rígida la pared torácica.
La causa es desconocida, pero podría ser hereditaria. La mayoría de las personas con espondilitis anquilosante nace con un gen determinado, el HLA-B27. Pero tener este gen no significa que usted tendrá la enfermedad.
Las investigaciones parecen indicar que las infecciones bacterianas y su entorno pueden cumplir un papel en la causa de esta enfermedad.
Esta enfermedad provoca dolor de leve a intenso en la parte baja de la espalda y las nalgas que a menudo empeora temprano por la mañana. Algunas personas tienen más dolor en otras zonas, como las caderas o los talones. El dolor suele mejorar lentamente a medida que usted se desplaza y está activo. La espondilitis anquilosante comienza con más frecuencia entre la adolescencia y los 39 años.
Empeora lentamente a lo largo del tiempo en tanto que la inflamación de los ligamentos, los tendones y las articulaciones de la columna hace que los huesos de la columna vertebral se unan o fusionen. Esto conduce a una menor amplitud de movimiento en el cuello y en la parte baja de la espalda.
A medida que la columna vertebral se fusiona y se vuelve más rígida, el cuello y la parte baja de la espalda pierden su curvatura normal. La parte media de la espalda se curva hacia afuera. Esto puede mantenerlo en una posición inclinada hacia adelante y puede darle dificultades para caminar.
A medida que se inflaman las articulaciones pequeñas que conectan las costillas y la clavícula al esternón, es posible que sienta que respirar le cuesta más. Otras partes del cuerpo, como los ojos y otras articulaciones, también pueden inflamarse. A veces, la enfermedad afecta los pulmones, las válvulas cardíacas, el tubo digestivo y el principal vaso sanguíneo que se llama aorta.
Las señales tempranas de esta enfermedad —un dolor sordo en la parte baja de la espalda y las nalgas— son comunes. Su médico le preguntará acerca de sus síntomas y si han empeorado con el tiempo. Su médico también le preguntará si usted tiene antecedentes familiares de esta enfermedad articular u otras similares.
Su médico puede hacerle varias pruebas si piensa que usted tiene espondilitis anquilosante. Pueden hacerle una radiografía, una prueba para el gen HLA-B27 o una resonancia magnética de las articulaciones sacroilíacas.
La señal más clara de esta enfermedad es un cambio en las articulaciones sacroilíacas en la base de la parte baja de la espalda. Este cambio puede llevar hasta algunos años en aparecer en una radiografía.
El tratamiento incluye ejercicio y fisioterapia. Estos ayudarán a reducir la rigidez para que usted pueda pararse más derecho y desplazarse mejor. Su médico también le dará medicamentos para el dolor y la inflamación.
Como las personas con espondilitis anquilosante pueden correr un riesgo más alto de lesionarse la médula espinal, es importante que use un cinturón de seguridad toda vez que conduzca o vaya en automóvil.
Necesitará hacerse exámenes de la vista periódicamente para que le revisen la inflamación en el ojo, que se llama iritis. Usted puede usar un dispositivo como un bastón que le ayude a caminar y a reducir la tensión en las articulaciones.
Raramente se necesita cirugía para la columna vertebral. Usted puede considerar hacerse una artroplastia de cadera o de rodilla si tiene artritis grave en esas articulaciones.
No hay cura para esta enfermedad. Pero el diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden ayudar a aliviar el dolor y la rigidez y permitirle hacer sus actividades diarias por todo el tiempo que sea posible.
La espondilitis anquilosante es una inflamación principalmente de las articulaciones de la columna vertebral. Pero también puede implicar inflamación del ojo, otras articulaciones —especialmente aquellas en las caderas, la pared torácica y alrededor de los talones— y, de vez en cuando, en los hombros, las muñecas, las manos, las rodillas, los tobillos y los pies. Aunque no es común, la espondilitis anquilosante también puede causar cambios como engrosamiento de la arteria principal (aorta) y de la válvula del corazón que se llama válvula aórtica.
Si la inflamación continúa a lo largo del tiempo, provocará formación de tejido cicatricial y daño permanente. En algunas personas, la enfermedad es leve y progresa lentamente, y es posible que los síntomas nunca se agraven. Otras personas pueden tener un proceso más agresivo de la enfermedad.
El hecho de que la espondilitis anquilosante empeore o no depende de varias cosas, como la edad que tenía usted cuando empezó la enfermedad, la prontitud con la que se la hayan diagnosticado y las articulaciones involucradas. Es todavía muy temprano para hacer afirmaciones, pero los entendidos esperan que un tratamiento oportuno con medicamentos más modernos retrase o reduzca la inflamación, prevenga la formación de tejido cicatricial y limite la progresión de la enfermedad.
La espondilitis anquilosante suele comenzar con un dolor sordo en la parte baja de la espalda y rigidez en la espalda. Algunas personas con espondilitis anquilosante tienen "brotes" de aumento de dolor y rigidez que pueden durar varias semanas antes de que vuelvan a disminuir.
Si la inflamación continúa a lo largo del tiempo, esta causará formación de tejido cicatricial y daño permanente.
Cuando el pecho se vuelve rígido puede sentirse como la molestia o la "pesadez" de un ataque cardíaco. La espondilitis anquilosante también puede hacer que el corazón funcione en forma menos eficiente.
Si usted tiene algún síntoma de problemas cardíacos o pulmonares, incluyendo pesadez en el pecho o dolor al respirar hondo, hable con un médico inmediatamente para asegurarse de que no tenga ningún problema cardíaco o pulmonar grave. Para obtener más información sobre problemas cardíacos o pulmonares, vea los temas Ataque al corazón y angina inestable y Pleuritis.
La espondilitis anquilosante es una enfermedad perteneciente a un grupo de enfermedades articulares llamadas espondiloartropatías. Estas incluyen artritis psoriásica, artritis reactiva y artritis enteropática (problemas articulares vinculados con la enfermedad intestinal inflamatoria). Aunque la inflamación de la columna también ocurre en estas otras afecciones, es menos común y menos grave que la inflamación que se produce en la espondilitis anquilosante.
Su médico evaluará sus antecedentes de salud, le hará un examen físico y radiografías para diagnosticar la espondilitis anquilosante.
Al preguntarle sobre sus antecedentes de salud, su médico puede evaluarle los síntomas. La mayoría de las personas con espondilitis anquilosante tienen dolor de espalda con cuatro o cinco de las siguientes características:
Su médico querrá saber si usted tiene algún miembro de su familia que tenga espondilitis anquilosante o una enfermedad articular relacionada. Muchas personas con espondilitis anquilosante tienen un miembro de la familia con la misma afección. También puede preguntarle si usted ha estado teniendo diarrea, dolor abdominal, muchas infecciones del cuello uterino (en las mujeres) o la uretra (más común en los hombres), psoriasis o inflamación de la cámara ocular (uveítis). Estas podrían ser señales de que tiene una afección distinta de la espondilitis anquilosante.
Le harán un examen físico para ver lo rígida que tiene la espalda y si puede expandir su pecho con normalidad. Su médico también le examinará si tiene zonas sensibles, especialmente sobre los puntos de la columna, la pelvis, las zonas donde las costillas se unen al esternón y los talones. Es posible que experimente dolor y rigidez en el pecho con la espondilitis anquilosante.
Las pruebas relacionadas con la espondilitis anquilosante incluyen:
El tratamiento para la espondilitis anquilosante se concentra en aliviar el dolor y la rigidez, reducir la inflamación, evitar que la afección empeore y permitirle continuar con sus actividades diarias. El diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden reducir el dolor, la rigidez, la inflamación y la deformidad.
Hable con su médico sobre cuál es el mejor método de tratamiento para su afección. A menudo se recomienda una consulta con un reumatólogo, especialmente para confirmar el diagnóstico y diseñar un plan de tratamiento. Su médico de medicina familiar o internista pueden tratar casos leves. O podrían remitirlo a un reumatólogo, un cirujano ortopédico o un fisiatra.
El tratamiento inicial para la espondilitis anquilosante puede incluir:
Hablar con su médico acerca de su trabajo. Un trabajo que sea exigente físicamente, como un trabajo en el que haya muchas ocasiones de levantar cosas pesadas, podría aumentar sus síntomas.
Si el tratamiento inicial no reduce lo suficiente el dolor y la inflamación vinculados con la espondilitis anquilosante, y a medida que su afección avance, el tratamiento continuo puede incluir:
Su médico tratará las complicaciones de la espondilitis anquilosante a medida que suceden. Por ejemplo, la iritis puede tratarse con medicamentos que pueden ayudar a reducir la inflamación del ojo, como corticosteroides y midriáticos (gotas para dilatar la pupila).
En casos poco comunes, podrían tener que operarlo para reemplazar articulaciones que están gravemente dañadas por la inflamación de la espondilitis anquilosante. La cirugía más común que se hace es la artroplastia de cadera. Muy pocas personas que tienen espondilitis anquilosante se operan de la columna vertebral. Si se aflojan las dos vértebras superiores del cuello y hay señales de presión en la médula espinal como entumecimiento o torpeza en las manos o en los brazos, un cirujano podría unir (fusionar) las dos vértebras. En casos muy poco comunes, puede operarse la columna vertebral para enderezar una parte de la columna que se ha curvado gravemente, pero la cirugía es riesgosa y no puede restaurar la movilidad.
Como la espondilitis anquilosante es una afección de por vida, otro tratamiento puede incluir terapias complementarias, las cuales pueden reducir síntomas, ayudar a manejar el dolor y mejorar la calidad de vida. Estas terapias pueden incluir el yoga y la acupuntura.
Aun si sus síntomas están bajo control, usted debería ver a su médico (a menudo un reumatólogo) todos los años para ver si tiene cualquier complicación y tratarla. Las personas con síntomas en las caderas y tal vez aquellas cuya enfermedad les empezó en la adolescencia pueden correr el riesgo de tener una evolución más agresiva de la espondilitis anquilosante.
Si le han diagnosticado espondilitis anquilosante, hay medidas que puede tomar en el hogar para ayudar a reducir el dolor y la rigidez y permitirle continuar sus actividades diarias. Estas medidas incluyen:
Revisado: 9 marzo, 2022
Autor: El personal de Healthwise
Evaluación médica:E. Gregory Thompson MD - Medicina interna & Adam Husney MD - Medicina familiar & Martin J. Gabica MD - Medicina familiar & Kathleen Romito MD - Medicina familiar & Richa Dhawan MD - Reumatología
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