La historia de Joan
Joan, 54 años
Joan solo tenía 52 años cuando sufrió un ataque cardíaco. Sepa cómo hizo frente a la depresión y la ansiedad.
"Me sentaba en la mesa de la cocina y me sentía en una nube de terror. No me sentía yo misma. Sentía que nunca volvería a ser yo".
Joan pensó que necesitaría meses para recuperarse físicamente del ataque cardíaco que sufrió hace dos años y que le provocó una insuficiencia cardíaca. No se dio cuenta de que necesitaría el mismo tiempo para recuperarse emocionalmente.
"Solo tenía 52 años cuando tuve el ataque cardíaco", dice. "Las enfermedades cardíacas son cosa de familia, pero pensaba que me había estado cuidando. Ocurrió de repente. Y luego tuve insuficiencia cardíaca a causa del ataque cardíaco. Así que ahora tenía un problema de salud que no iba a desaparecer".
Sentirse como una "enferma del corazón"
El ataque cardíaco y la insuficiencia cardíaca cambiaron la forma en que Joan se veía a sí misma. Durante meses, no pudo dar largos paseos por su barrio ni quedar con sus amigas para jugar al tenis.
"Pasé de ser una persona muy activa a apenas poder andar al principio", dice. "Después de salir del hospital, tardé mucho tiempo en poder caminar siquiera una distancia corta. Me quedaba tanto sin aliento que tenía que parar tres veces para sentarme en el bordillo mientras intentaba dar la vuelta a la cuadra".
Joan también se sentía deprimida por ser una "enferma del corazón" y por todos los medicamentos que tenía que tomar.
"Entré en una terrible depresión", dice. "Me sentaba en la mesa de la cocina y me sentía en una nube de terror. No me sentía yo misma. Sentía que nunca volvería a ser yo".
Además de la depresión, Joan estaba muy preocupada. Se había sometido a rehabilitación cardíaca, así que estaba aprendiendo poco a poco a ser más activa. Pero le preocupaba que cualquier actividad pudiera dañarle el corazón.
"Sentía como si otro ataque cardíaco estuviera a punto de ocurrir", dijo. "Podía sentir cómo me latía el corazón cuando subía unas escaleras, aunque fuera despacio. Estaba convencida de que caería muerta justo en las escaleras. Sabía que tenía que buscar ayuda. No podía seguir estando triste y asustada todo el tiempo".
Conseguir ayuda
Joan habló con su pareja y con algunos de sus amigos íntimos sobre sus sentimientos. Le dijeron que era la misma persona a la que siempre habían querido. Pero Joan sentía que necesitaba más ayuda. Su médico le recomendó un psicólogo.
El psicólogo "me ayudó a ver que me estaba centrando en todas las cosas que ya no podía hacer, en vez de en las que sí podía hacer. Puede que no pueda jugar al tenis individual con la misma intensidad que antes, pero puedo jugar a dobles. Todavía puedo dar paseos y nadar. Puede que tenga que hacer más descansos, pero aún puedo hacer esas actividades".
Una de las formas en que el psicólogo ayudó a Joan fue mostrándole cómo detener los pensamientos negativos cuando la abrumaban. "Me enseñó a reconocer cuándo me estoy diciendo cosas negativas y cómo detenerlas. Luego practico decir algo positivo en su lugar".
El médico también le recetó un antidepresivo, que Joan piensa tomar hasta que ella y el médico consideren que está preparada para dejarlo.
Joan ha recuperado muchas de sus fuerzas. Sabe que tendrá días buenos en los que se sienta con mucha energía y días malos en los que se sienta cansada.
"Pero estoy mucho mejor que cuando estaba sentada en el bordillo de mi casa y me sentía triste. Vuelvo a disfrutar de mi vida".
Esta historia se basa en la información recopilada de muchas personas que se enfrentan a este problema de salud.