Los padres que son confiables, coherentes, respetuosos y receptivos con sus hijos les ayudan a adquirir un sentido de seguridad. Estas cualidades son especialmente importantes para los padres de niños en edad preescolar, debido a que estos niños están adquiriendo un sentido básico de confianza en sí mismos y en las personas que importan en su vida. Este sentido de confianza establece las bases del aprendizaje, de las habilidades sociales, de la capacidad de adaptación y del desarrollo emocional. Los niños que se sienten seguros también mantienen y fortalecen el apego a sus padres.
Ser confiable
Los padres confiables son dignos de confianza y están disponibles para ayudar a un niño a responder preguntas y resolver problemas. Siendo confiables, los padres ayudan a sus hijos a ganarse la confianza necesaria para que exploren su mundo con seguridad. Los padres que no son confiables confunden a los niños y los hacen inseguros o excesivamente cautelosos del resto del mundo.
Ser coherente
Los padres coherentes establecen reglas, se adhieren a ellas y aplican las consecuencias esperadas. Evitan actuar por ira o frustración. Mantienen sus promesas. No hacen promesas que no pueden cumplir. Los niños aprenden que el mundo es un lugar predecible. Y aprenden que la vida es más agradable si se siguen las reglas.
Cuando los padres no son coherentes, los niños no saben qué esperar. A menudo temen a sus padres porque no pueden predecir sus reacciones o su comportamiento. Estos niños pueden volverse reservados, dependientes y desconfiados de sus propias elecciones y capacidades. Alternativamente, pueden volverse rebeldes porque creen que seguir las normas no conduce a un resultado predecible.
Ser respetuoso
Los padres respetuosos reconocen los sentimientos de sus hijos, su deseo de decidir y tener control, y su independencia. Estos padres no avergüenzan a sus hijos y tampoco se ríen de ellos ni corrigen constantemente su comportamiento. Los padres que son respetuosos aseguran a sus hijos de que sus ideas y sus sentimientos son importantes y valorados. Este respeto ayuda a los niños a desarrollar una autoestima positiva, lo que les beneficia a lo largo de su vida.
Ser receptivo
Los padres que son receptivos ofrecen ayuda cuando se necesita, y amor sin límites ni condiciones. Escuchan activamente a sus hijos y responden sus preguntas. Los padres que son receptivos recompensan la curiosidad de sus hijos mostrando interés y compartiendo su tiempo y sus conocimientos sin limitaciones. Estas características estimulan el deseo de aprender de un niño y ayudan a los niños a establecer relaciones saludables.