El proceso de la muerte
A medida que se acerca la muerte se producen varios cambios físicos y emocionales. Estas son algunas de las cosas que puede esperar. Si tiene alguna pregunta o inquietud, hable con el médico. Cuanto más sepa, mejor preparado estará para afrontar lo que está ocurriendo.
Cambios emocionales y espirituales
A medida que se acerca la muerte, puede que tenga ganas de ser sociable. Puede que quiera ver a la gente y relacionarse con ella. Pero también es habitual que la gente se interese menos por el mundo exterior y por los detalles concretos de la vida cotidiana, como la fecha o la hora. Puede que se vuelva más introvertido y se implique menos socialmente con los demás.
Puede pasar tiempo pensando en personas que ya han muerto. Los acontecimientos del pasado reciente pueden mezclarse con recuerdos de su pasado lejano. Puede que recuerde acontecimientos de años pasados con vívidos detalles. Pero puede que no recuerde lo que ocurrió incluso una hora antes.
Encarar el final de su vida también puede hacer que se enfrente a sus propias preguntas y cuestiones espirituales. Piense en lo que le proporciona consuelo y apoyo. No dude en pedir ayuda a amigos, familiares, centros de cuidados paliativos o consejeros espirituales.
Cambios físicos
Algunos de los cambios físicos más comunes que puede experimentar incluyen:
- Cambios en el apetito. Probablemente comerá y beberá menos, o nada en absoluto, a medida que se acerque la muerte. Los cambios en el metabolismo hacen que no necesite la misma cantidad de alimentos y líquidos que antes. Se le pueden ofrecer pequeños sorbos de líquido o pequeños bocados de comida siempre que esté alerta y pueda tragar.
- Cambios en la respiración. Puede respirar más deprisa o más despacio. A medida que se acerca la muerte, su respiración puede ser húmeda y ruidosa. Los cambios respiratorios suelen producirse cuando usted está débil y las secreciones normales de las vías respiratorias y los pulmones pueden acumularse. A veces, las personas sienten que les falta el aire. El médico puede recetarle medicamentos u otros tratamientos para que estos cambios respiratorios no le resulten molestos.
- Aumento de la debilidad y la somnolencia. La debilidad general es frecuente al final de la vida. No es raro que necesite más ayuda para caminar, bañarse y usar el inodoro. Más adelante, puede necesitar ayuda para darse la vuelta en la cama. A medida que se acerca la muerte, es posible que duerma más y que le cueste más despertarse. Puede entrar en una fase llamada coma, en la que no se despierta ni responde en absoluto. Cuando esté en coma, todas las necesidades físicas (como bañarse, darse la vuelta y sus necesidades intestinales y vesicales) serán atendidas por otra persona.
- Cambios urinarios e intestinales. Producirá menos orina a medida que se acerque la muerte. La que produzca puede ser de color marrón o rojo oscuro. Las heces (excrementos) pueden ser duras y difíciles de evacuar (estreñimiento) a medida que disminuye su ingesta de líquidos y se debilita. Los medicamentos (como los ablandadores de heces o laxantes) o un enema pueden ayudar. A medida que se debilita, puede perder el control de la vejiga y los intestinos. Un programa de cuidados paliativos puede suministrarle compresas y ropa interior desechables o se pueden comprar en una farmacia. Y si es necesario, se le puede colocar una sonda urinaria en la vejiga para drenar continuamente la orina.
- Cambios en la visión. A medida que se acerca la muerte, puede notar que no ve bien.
Cambios mentales
A medida que se acerca la muerte, puede empezar a ver u oír cosas que los demás no perciben. También puede agitarse o estar más o menos alerta en diferentes momentos. Esto se conoce como delirio. Su cuidador informará a un médico o a un trabajador del centro de cuidados paliativos si está sufriendo un delirio. Pueden recetarle medicamentos para ayudarle a mantenerse tranquilo y cómodo.
Control del dolor
El objetivo de un buen tratamiento del dolor es tener el menor dolor posible con el menor número de efectos secundarios. Dado que cada persona responde a los analgésicos de una manera diferente, puede ser necesario más de un intento para encontrar los mejores medicamentos para usted.
Si su dolor no es intenso, los medicamentos sin receta pueden ayudar a aliviarlo. Entre ellos se incluyen el acetaminofén y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como la aspirina y el ibuprofeno.
Si estos medicamentos no le ayudan, el médico puede recetarle unos medicamentos llamados opioides. Los opioides pueden utilizarse con otros medicamentos, como los AINE o los antidepresivos, para tratar el dolor.