Evidencia de los beneficios
Cáncer de células escamosas
El carcinoma de células escamosas de esófago no tiene una afección predisponente de prevalencia alta, aunque la incidencia aumenta en personas expuestas por tiempo prolongado al tabaco o el alcohol,[1] también en la acalasia,[2] en el cáncer de células escamosas de cabeza y cuello atribuible, muy probablemente, a la exposición al tabaco o el alcohol,[3], la queratosis,[4,5] los antecedentes de ingestión de lejía,[6] la celiaquía [7] y, en América del Sur y China, la ingestión de líquidos calientes.[8] Está en estudio la función etiológica de la infección por el virus del papiloma humano en el cáncer de células escamosas.[9,10]
Los esfuerzos para la detección temprana del cáncer de esófago de células escamosas se han concentrado en los exámenes de detección citológicos y endoscópicos en las poblaciones de países con una incidencia alta. Mientras que estos programas han demostrado que es posible detectar cánceres de células escamosas en un estadio asintomático temprano, en un estudio de China se evaluó el efecto de la detección mediante una sola endoscopia en el desenlace de pacientes con cáncer de esófago. En este estudio, mediante un método sin aleatorización se eligieron comunidades del condado de Cixian, en la provincia de Hibei; 14 villas en el norte actuaron como comunidades de intervención y 10 villas en el sur actuaron como comunidades de control. La intervención fue una sola endoscopia llevada a cabo por expertos; se usó tinción yodada de Lugol para identificar una displasia o un cáncer oculto. Después de obtener e interpretar la biopsia, aquellos pacientes con displasia o cáncer oculto fueron tratados con resección endoscópica de la mucosa o coagulación con plasma de argón. Se sometió a exámenes de detección a 3319 voluntarios de los 6827 participantes de 40 a 69 años del grupo de intervención. Se entrevistaron 797 de los 6200 participantes de 40 a 69 años del grupo de control. Se vigiló en cada grupo los desenlaces para evaluar la incidencia y mortalidad por cáncer de esófago de células escamosas. En 10 años de seguimiento, se presentaron 542 casos mortales de carcinoma de esófago de células escamosas (CECE), hubo una disminución de la mortalidad acumulada del 5,05 % en el grupo de control al 3,35 % en el grupo de intervención (P < 0,001) y la incidencia de CECE en el grupo de intervención fue más baja (5,92 vs. 4,17 %, P < 0,001). Los posibles puntos débiles de este estudio son los siguientes:[11]
- No se realizó una asignación aleatorizada de los participantes; en su lugar, estos provenían de diferentes villas con tasas prexistentes que podrían presentar diferencias geográficas (villas norteñas vs. sureñas) y no era claro cuáles eran las tasas de referencia.
- No estaba claro si la causa de muerte (por ejemplo, CECE) o la incidencia de cáncer fueron evaluadas mediante un método de enmascaramiento, lo que hubiera sido importante para la asignación de lo que se considera una evaluación subjetiva.
Se notificaron estudios de exámenes de detección citológica esofágica en China,[12,13] Irán,[14] África del Sur,[15,16] Italia,[17] y Japón.[18] En los Estados Unidos, tales esfuerzos se han concentrado en las personas a las que se considera con riesgo más alto.[19,20] Se notificaron estudios de detección endoscópica primaria en Francia [21] y Japón.[22]
Las comparaciones de los diagnósticos citológicos realizados en la China y los Estados Unidos con los hallazgos histológicos simultáneos mostraron sensibilidades bajas (14 a 36 %) de la detección citológica de cánceres confirmados mediante biopsia. La especificidad osciló entre el 90 % y el 99 % con un valor pronóstico positivo de un 23 % a un 94 %.[23] Para establecer criterios citológicos uniformes y precisos, se necesitarán estudios formales de correlación citológicos e histológicos de las lesiones esofágicas. Tales estudios serán más factibles con la creciente disponibilidad de la endoscopia en las poblaciones de riesgo alto.
No se conoce la eficacia de la citología o la endoscopia de vigilancia en los pacientes de riesgo alto con queratosis o acalasia de larga data.
Adenocarcinoma de esófago
Se ha presentado un debate considerable sobre el riesgo de cáncer en pacientes de esófago de Barrett. En los estudios prospectivos se notificaron tasas de incidencia anuales de cáncer de esófago que oscilan entre el 0,2 % y el 1,9 %.[24] La preocupación por el sesgo de publicación condujo a algunos autores a indicar que el riesgo quizás sea menor al que indica la bibliografía.[25] Actualmente, se piensa que un riesgo anual del 0,5 % de adenocarcinoma es una estimación razonable para el esófago de Barrett.[26]
El esófago de Barrett tiene una relación estrecha con la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE); los cambios producidos por el esófago de Barrett se encuentran en aproximadamente un 10 % de los pacientes de ERGE. Sin embargo, la ERGE es muy común; en las encuestas se ha encontrado que cerca del 20 % de los estadounidenses adultos presentan síntomas de ERGE, como pirosis, al menos una vez por semana.[27] La probabilidad de encontrar esófago de Barrett mediante la endoscopia se relaciona con la duración de los síntomas de reflujo gastroesofágico. En una serie de 701 personas, el 4 % de aquellas con síntomas durante menos de 1 año presentó esófago de Barrett en la endoscopia, mientras que este se encontró en un 21 % de las personas con más de 10 años de síntomas de ERGE. Se ha estimado que los médicos identifican solo aproximadamente un 5 % de la población con esófago de Barrett.[28] No hay suficientes pruebas de que los exámenes de detección para identificar el esófago de Barrett en la población reduzcan la mortalidad por cáncer.[29,30]
La vigilancia del esófago de Barrett implica el uso de pruebas para identificar cambios preneoplásicos o tumores curables en pacientes que se sabe que tienen esta enfermedad. Ciertos factores son fundamentales para establecer un protocolo de vigilancia eficaz, entre estos, un riesgo bajo del método de vigilancia, un diagnóstico histológico correcto de la displasia, una prueba de que la resección quirúrgica de la displasia de grado alto disminuya el riesgo de cáncer y una resección exitosa del cáncer. Por lo general, el intervalo entre las evaluaciones endoscópicas se determina por los hallazgos histológicos, de conformidad con las directrices publicadas por los comités de gastroenterología.[31] La ERGE se debe tratar antes de la endoscopia de vigilancia para reducir al mínimo la confusión que causa la inflamación en la interpretación de las muestras de biopsia. Algunos médicos han recomendado la técnica de biopsias de cuatro cuadrantes tomadas al azar cada 2 cm en el esófago revestido de células cilíndricas para realizar la evaluación histológica estándar. Para los pacientes sin displasia, se recomienda la endoscopia de vigilancia en intervalos de 2 a 3 años.[31] Para los pacientes con displasia de grado bajo, se recomienda la vigilancia cada 6 meses durante el primer año, seguida de endoscopia anual si la displasia no se agrava. Para los pacientes con displasia de grado alto, se recomiendan dos opciones: resección quirúrgica o evaluación endoscópica repetida hasta que se realice el diagnóstico de carcinoma intramucoso. Aunque se adoptaron ampliamente en la práctica clínica, estas prácticas se basan en series no controladas, y en la opinión de gastroenterólogos endoscopistas y patólogos especializados.
Otras técnicas para la posible identificación de epitelio displásico que luego se podría muestrear de modo extenso son la cromoendoscopia [32] y la espectroscopia de fluorescencia inducida por láser.[30,33]
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