Evidencia de los beneficios
Justificación para los exámenes de detección
La justificación para usar los exámenes de detección del carcinoma hepatocelular (CHC) se basa en la idea de que es posible identificar las poblaciones de riesgo alto de CHC, como las que tienen cirrosis. Sin embargo, del 20 % al 50 % de los pacientes que presentan CHC tienen cirrosis que no se diagnosticó previamente.[1,2] Estos pacientes no participarían en un programa de vigilancia que use la cirrosis para definir la población objetivo.[3] Las posibles modalidades disponibles para los exámenes de detección son la alfafetoproteína (AFP) sérica y la ecografía. Los resultados anormales de los exámenes de detección quizás lleven a realizar una biopsia hepática para establecer el diagnóstico. Se notifican complicaciones por una biopsia hepática entre el 0,06 % y el 0,32 % de los pacientes y se suelen presentar a las pocas horas de la biopsia.
Marcadores tumorales para la detección del carcinoma hepatocelular
Actualmente hay cuatro categorías de marcadores tumorales que se usan o estudian para la detección del carcinoma hepatocelular. Estas incluyen antígenos oncofetales y antígenos glucoproteínicos, enzimas e isoenzimas, genes y citocinas.[4]
Alfafetoproteína
La AFP sérica, un antígeno glucoproteínico propio del feto, es el marcador tumoral más ampliamente usado para la detección en pacientes con CHC. La sensibilidad notificada de la AFP para la detección del CHC varía, en gran medida, en poblaciones con resultados positivos y negativos para el virus de la hepatitis B (VHB), lo que se puede atribuir a una superposición de los diseños de estudios de detección y de diagnóstico.[3] Cuando la AFP se usa para la detección de poblaciones de riesgo alto, se notifica una sensibilidad del 39 % al 97 %, una especificidad del 76 % al 95 % y un valor pronóstico de un resultado positivo (VPP) del 9 % al 32 %.[5,6,7,8,9] La AFP no es característica del CHC. Los valores también aumentan en la hepatitis aguda o crónica,[10] en el embarazo y cuando hay tumores de células germinativas.
En un estudio poblacional, prospectivo y de observación, que duró 16 años sobre la detección del CHC, participaron 1487 personas nativas de Alaska con infección crónica por el VHB. En el estudio, se comparó la supervivencia de los pacientes a quienes se les detectó CHC mediante exámenes de detección, con la supervivencia de un grupo de comparación histórico de pacientes con diagnóstico clínico de CHC.[8] El objetivo del programa de detección fue la medición de la AFP cada 6 meses. Alcanzó el 97 % de sensibilidad y el 95 % de especificidad (sin incluir a mujeres embarazadas) para el CHC. No se han encontrado sensibilidades ni especificidades tan elevadas en otros grupos de riesgo alto, como en las personas con cirrosis.[11,12] No está claro si, de hecho, los exámenes de detección mejoraron la supervivencia.
En un estudio de casos y controles dirigido por el sistema de atención médica del Departamento de Asuntos de los Veteranos de los Estados Unidos (VA) se evaluó si el uso de exámenes de detección con AFP o una ecografía disminuye la mortalidad por CHC. Los casos fueron 238 pacientes con cirrosis que murieron por CHC de 2013 a 2015 y que recibieron atención en el VA por un diagnóstico de cirrosis durante 4 años o más antes del diagnóstico del cáncer. Los controles fueron personas que no murieron por CHC que también recibieron atención en el VA durante 4 años o más, que fueron emparejadas según la fecha de ingreso (hora focal), la edad, el sexo, la raza, el puntaje de Model for End-Stage Liver Disease (MELD) y la causa de la cirrosis (principalmente, infección por el virus de la hepatitis C). Los investigadores, que no conocieron el desenlace de los pacientes, recopilaron datos de las historias clínicas para evaluar el uso de la detección por ecografía o AFP. También se analizó, manteniendo oculto el desenlace, el motivo para solicitar el examen (detección vs. otra indicación). En el estudio no se encontraron diferencias entre los casos y los controles con respecto a la proporción de pacientes que se sometieron a un examen de detección por ecografía (52,9 vs. 54,2 %), un examen de detección por AFP (74,8 vs. 73,5 %) o ambos. La falta de diferencia se mantuvo durante las pruebas a 1, 2 o 3 años del desenlace.[13] Debido a la carencia de ensayos controlados aleatorizados y la falta de solidez descrita en esta sección, este estudio de casos y controles (llevado a cabo con especial cuidado para evitar sesgos), quizás contenga la evidencia más sólida sobre la eficacia de los exámenes de detección por AFP o ecografía; sin embargo, no se notificaron beneficios para la mortalidad por CHC.
Ecografía hepática
Las limitaciones de la sensibilidad y la especificidad de la AFP para la vigilancia de las poblaciones de riesgo alto dieron lugar al uso de la ecografía como otro método de detección del CHC.[3] Los estudios de portadores sanos del antígeno de superficie de la hepatitis B [5] y de pacientes con cirrosis [7] permitieron definir las características de la eficacia de la ecografía como examen de detección para el CHC. La sensibilidad en los primeros fue del 71 % y, en los segundos, del 78 %, con una especificidad del 93 %. Los VPP fueron del 14 % y el 73 %, respectivamente. En un estudio de pacientes que estaban en lista de espera para trasplante de hígado, se encontró que la ecografía tuvo una sensibilidad del 58 %, una especificidad del 94 %, un valor pronóstico de un resultado negativo del 91 % y un VPP del 68 %.[14]
En un estudio de casos y controles de población atendida por la VA, se evaluó si los exámenes de detección con AFP o ecografía reducen la mortalidad por CHC. Para obtener más información consultar la sección Alfafetoproteína.
Tomografía computarizada
Las limitaciones de la sensibilidad y la especificidad de la AFP y el uso de la ecografía para la vigilancia de poblaciones de riesgo alto, como las personas con cirrosis, dieron lugar a la evaluación de la tomografía computarizada (TC) como otro método de detección del CHC. En los estudios de pacientes con cirrosis se indica que la TC quizás sea más sensible para el CHC que la ecografía o la concentración de AFP superior a 20 μg/l.[11,12]
Eficacia de los exámenes de detección y de los programas de vigilancia
En un ensayo controlado de 18 816 personas entre 35 y 59 años de edad con hepatitis B en Shanghái, se asignaron al azar pacientes a un grupo de exámenes de detección con AFP y ecografía cada 6 meses o a un grupo de atención habitual. La mortalidad por CHC fue menor en el grupo de detección (83,2 vs. 131,5 por 100 000; cociente de tasa de mortalidad 0,63 [intervalo de confianza (IC) 95 %, 0,41–0,98]). Si bien estos resultados son prometedores, se presentaron los siguientes problemas:
- Los resultados variaron en las diferentes publicaciones.[15]
- No se hizo un seguimiento activo del grupo de comparación.
- El IC fue de alrededor de 1,0.
- No se usó el análisis por intención de tratar.
- La evaluación de los resultados no fue enmascarada.
- No está clara la generalización a otras poblaciones.[16]
En un ensayo controlado aleatorizado, se estudiaron a 5581 hombres entre 30 y 69 años que eran portadores crónicos del VHB entre 1989 y 1995, en el condado de Qidong (China). De estos hombres, 3712 se asignaron al azar al grupo de detección y 1869, al grupo de control. Los exámenes de detección implicaron pruebas de AFP semestrales, y seguimiento de los pacientes con resultados anormales (≥20 μg/l). A todos los pacientes se les dio seguimiento para identificar cáncer de hígado o muerte. La sensibilidad y especificidad generales del programa fueron del 55,3 % y del 86,5 %, respectivamente. En los pacientes que cumplieron con todos los exámenes de detección planificados, la sensibilidad fue del 80 % y la especificidad del 80,9 %. No se observó una diferencia significativa entre la tasa de mortalidad del grupo de exámenes de detección (1138 por 100 000 años-persona) y la del grupo de control (1114 por 100 000 años-persona), aunque los exámenes de detección con AFP condujeron a un diagnóstico más temprano de cáncer de hígado (es decir, el porcentaje de los casos en estadio I fue mucho más alto en el grupo de detección [29,0 %] que en el grupo de control [6 %]).[17] En una revisión se concluyó que el método de medición de la AFP no fue lo suficientemente sensible para detectar CHC, lo que afectó la interpretación del resultado negativo de este ensayo.[15]
Referencias:
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- Zhou L, Liu J, Luo F: Serum tumor markers for detection of hepatocellular carcinoma. World J Gastroenterol 12 (8): 1175-81, 2006.
- Sherman M, Peltekian KM, Lee C: Screening for hepatocellular carcinoma in chronic carriers of hepatitis B virus: incidence and prevalence of hepatocellular carcinoma in a North American urban population. Hepatology 22 (2): 432-8, 1995.
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