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Inicio Centro de información Biblioteca del bienestar Prevención de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo (PDQ®) : Prevención - información para profesionales de salud [NCI]

Prevención de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo (PDQ®) : Prevención - información para profesionales de salud [NCI]

Esta información es producida y suministrada por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés). La información en este tema puede haber cambiado desde que se escribió. Para la información más actual, comuníquese con el Instituto Nacional del Cáncer a través del Internet en la página web http://cancer.gov o llame al 1-800-4-CANCER.

¿Quién está en riesgo?

¿Quién está en riesgo?

El cáncer de ovario es una enfermedad poco frecuente, los carcinomas representan cerca del 90 % de los tumores, y el resto son tumores de células germinativas y tumores estromales. El carcinoma de ovario es una enfermedad que afecta de manera predominante a las mujeres posmenopáusicas. Los carcinomas de ovario abarcan varios tipos histopatológicos; el tipo seroso de grado alto es el más frecuente y más mortal. La categoría de tumor de ovario de malignidad dudosa o tumor de bajo potencial maligno, que tradicionalmente se consideraba en el entorno del cáncer de ovario, hoy se considera en general una entidad benigna, aunque se ha postulado que se relaciona con la formación de algunos subtipos histológicos de carcinomas de ovario de grado bajo.[1]

Los factores de riesgo de cáncer de ovario son, entre otros, los antecedentes familiares de cáncer de mama y ovario, y las mutaciones nocivas heredadas en BRCA1, BRCA2 o en otros genes seleccionados de penetrancia alta.[2,3,4,5,6] Otros factores de riesgo del cáncer de ovario son la obesidad, la estatura alta, la endometriosis y el uso de terapia hormonal posmenopáusica.[7,8,9]

Los vínculos de algunos factores de riesgo con el cáncer de ovario varían según el subtipo histopatológico. La relación entre la endometriosis y el cáncer de ovario es estrecha para los subtipos no serosos, en especial, los subtipos de carcinoma de células claras y endometrioides.[10] Además, hay evidencia creciente que indican que entre las portadoras de las mutaciones nocivas en BRCA1 o BRCA2, es posible que muchos tumores previamente clasificados como carcinomas serosos de ovario de grado alto se produzcan a partir de células malignas que surgen del epitelio de las trompas (carcinoma seroso intraepitelial tubárico [STIC]), aunque estos tumores todavía se denominan cánceres de ovario u ováricos en la mayoría de los textos. Se formuló la hipótesis de que los carcinomas serosos de grado alto en las personas que no portan mutaciones en BRCA1 o BRCA2 también se presentan en las trompas de Falopio, pero se han identificado pocos STIC en estas mujeres en ausencia de una enfermedad de alto grado concomitante. Asimismo, hay datos que indican que la distinción de los carcinomas serosos de grado alto de otros tipos histológicos de carcinomas de grado alto, en particular, de los carcinomas endometrioides, no es confiable. Hubo un descenso notable en las tasas notificadas de diagnósticos de carcinoma mucinoso, pero las revisiones por expertos en patología indican que esto refleja el aumento en la identificación de metástasis al ovario de tumores primarios gastrointestinales, más que un descenso real en las tasas de tumores primarios de ovario.[11]

Los factores relacionados con una disminución del riesgo del cáncer de ovario son la multiparidad, el consumo de anticonceptivos orales, los embarazos múltiples, la lactancia materna, la ligadura de trompas y la salpingectomía.[12,13,14,15] En comparación con las mujeres nulíparas, el riesgo de cáncer de ovario se reduce entre del 30 % al 60 % en las mujeres que tienen hijos y cada parto otorga protección adicional.[16,17]

Referencias:

  1. Kurman RJ, Carcangiu ML, Young RH, eds.: WHO Classification of Tumours of Female Reproductive Organs. 4th ed. International Agency for Research on Cancer, 2014.
  2. Bolton KL, Ganda C, Berchuck A, et al.: Role of common genetic variants in ovarian cancer susceptibility and outcome: progress to date from the Ovarian Cancer Association Consortium (OCAC). J Intern Med 271 (4): 366-78, 2012.
  3. Weissman SM, Weiss SM, Newlin AC: Genetic testing by cancer site: ovary. Cancer J 18 (4): 320-7, 2012 Jul-Aug.
  4. Hunn J, Rodriguez GC: Ovarian cancer: etiology, risk factors, and epidemiology. Clin Obstet Gynecol 55 (1): 3-23, 2012.
  5. Pal T, Akbari MR, Sun P, et al.: Frequency of mutations in mismatch repair genes in a population-based study of women with ovarian cancer. Br J Cancer 107 (10): 1783-90, 2012.
  6. Gayther SA, Pharoah PD: The inherited genetics of ovarian and endometrial cancer. Curr Opin Genet Dev 20 (3): 231-8, 2010.
  7. Lacey JV, Brinton LA, Leitzmann MF, et al.: Menopausal hormone therapy and ovarian cancer risk in the National Institutes of Health-AARP Diet and Health Study Cohort. J Natl Cancer Inst 98 (19): 1397-405, 2006.
  8. Trabert B, Wentzensen N, Yang HP, et al.: Ovarian cancer and menopausal hormone therapy in the NIH-AARP diet and health study. Br J Cancer 107 (7): 1181-7, 2012.
  9. Lahmann PH, Cust AE, Friedenreich CM, et al.: Anthropometric measures and epithelial ovarian cancer risk in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition. Int J Cancer 126 (10): 2404-15, 2010.
  10. Poole EM, Lin WT, Kvaskoff M, et al.: Endometriosis and risk of ovarian and endometrial cancers in a large prospective cohort of U.S. nurses. Cancer Causes Control 28 (5): 437-445, 2017.
  11. Seidman JD, Kurman RJ, Ronnett BM: Primary and metastatic mucinous adenocarcinomas in the ovaries: incidence in routine practice with a new approach to improve intraoperative diagnosis. Am J Surg Pathol 27 (7): 985-93, 2003.
  12. Garg PP, Kerlikowske K, Subak L, et al.: Hormone replacement therapy and the risk of epithelial ovarian carcinoma: a meta-analysis. Obstet Gynecol 92 (3): 472-9, 1998.
  13. Lacey JV, Mink PJ, Lubin JH, et al.: Menopausal hormone replacement therapy and risk of ovarian cancer. JAMA 288 (3): 334-41, 2002.
  14. Mills PK, Riordan DG, Cress RD, et al.: Hormone replacement therapy and invasive and borderline epithelial ovarian cancer risk. Cancer Detect Prev 29 (2): 124-32, 2005.
  15. Calle EE, Rodriguez C, Walker-Thurmond K, et al.: Overweight, obesity, and mortality from cancer in a prospectively studied cohort of U.S. adults. N Engl J Med 348 (17): 1625-38, 2003.
  16. Permuth-Wey J, Sellers TA: Epidemiology of ovarian cancer. Methods Mol Biol 472: 413-37, 2009.
  17. Wentzensen N, Poole EM, Trabert B, et al.: Ovarian Cancer Risk Factors by Histologic Subtype: An Analysis From the Ovarian Cancer Cohort Consortium. J Clin Oncol 34 (24): 2888-98, 2016.
Aspectos generales

Aspectos generales

Nota: En esta sección, se resume la evidencia científica publicada sobre la prevención de este tipo de cáncer. En el resto del sumario, se describe la evidencia con más detalle.

También están disponibles otros sumarios del PDQ relacionados: Exámenes de detección de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo y Tratamiento del cáncer epitelial de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo.

Factores con evidencia suficiente de aumento en el riesgo de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Antecedentes familiares y susceptibilidad heredada a los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

A partir de evidencia sólida, las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de ovario, en especial, en un pariente de primer grado, y aquellas que heredan una predisposición al cáncer de ovario, como una mutación en BRCA1 o BRCA2, tienen un riesgo alto de presentar cáncer de ovario.

Endometriosis

A partir de evidencia razonable, la endometriosis autonotificada o confirmada mediante laparoscopia se relaciona con aumento del riesgo de cáncer de ovario.[1,2] La relación es más fuente para los subtipos histológicos no serosos, específicamente para los carcinomas endometrioides y de células claras.[2,3]

Magnitud del efecto: modesto con riesgos relativos (RR) observados de 1,8 a 2,4.

Diseño del estudio: estudios de cohortes y de casos y controles.
Validez interna: buena.
Congruencia: razonable.
Validez externa: buena.

Terapia de reemplazo hormonal

A partir de evidencia razonable, el uso reciente o actual de terapia hormonal se relaciona con un aumento leve del riesgo de cáncer de ovario. Los riesgos se atenúan cuando se interrumpe la terapia hormonal. Los riesgos no difieren por el tipo de preparación oral (estrógeno solo vs. estrógeno y progestina combinados).[4,5] El riesgo que acarrea la terapia hormonal de administración cutánea quizás sea menor que el riesgo de la terapia hormonal de administración oral.[6]

Magnitud del efecto: moderado, con RR observados de 1,20 a 1,8.

Diseño del estudio: un ensayo clínico aleatorizado, estudios de cohortes y de casos y controles.
Validez interna: buena.
Congruencia: razonable.
Validez externa: buena.

Obesidad y estatura

A partir de evidencia razonable, los aumentos en estatura e índice de masa corporal (IMC) se relacionan con un aumento moderado del riesgo de cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: a partir de un análisis general de 25 157 mujeres con cáncer de ovario y 81 211 mujeres sin este tipo de cáncer que participaron en 47 estudios epidemiológicos, el RR de cáncer de ovario por cada 5 cm de aumento en la estatura es de 1,07 (intervalo de confianza [IC] 95 %, 1,05–1,09). El RR de cáncer de ovario por cada 5 kg/m2 de aumento del IMC es de 1,10 (IC 95 %, 1,07–1,13) en quienes nunca recibieron terapia hormonal y de 0,95 (IC 95 %, 0,92–0,99) en quienes la recibieron antes.[7]

Diseño del estudio: estudios de cohortes y de casos y controles.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Factores con evidencia suficiente de disminución en el riesgo de cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Beneficios de los anticonceptivos orales

A partir de evidencia sólida, el uso de anticonceptivos orales se relaciona con una disminución del riesgo de cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: el grado de reducción del riesgo varía según la duración de consumo de anticonceptivos orales y el tiempo desde el último uso. En un estudio de cohorte a nivel nacional, contemporáneo, prospectivo de mujeres de 15 a 49 años realizado en Dinamarca, se encontró que cualquier uso de anticonceptivo hormonal se relacionó con una reducción absoluta en la tasa de cáncer de ovario de 3,2 casos por 100 000 años-persona. La reducción del riesgo persiste por más de 30 años después de su interrupción, pero el grado de reducción se atenúa con el tiempo.[8]

Diseño del estudio: múltiples estudios de casos y controles y de cohortes; metanálisis.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Perjuicios de los anticonceptivos orales

A partir de evidencia sólida, el consumo actual de anticonceptivos orales combinados de estrógeno y progestina se relaciona con un aumento del riesgo de tromboembolia venosa, en particular, entre las fumadoras que tienen contraindicado el consumo de anticonceptivos orales. Los anticonceptivos orales no se relacionan con un aumento de riesgo a largo plazo para el cáncer de mama, pero es posible que se vinculen con un aumento del riesgo a corto plazo mientras la mujer toma los anticonceptivos orales. El riesgo de cáncer de mama disminuye según el tiempo desde el último uso.

Magnitud del efecto: es posible que los riesgos varíen según la preparación. En general, el riesgo absoluto de tromboembolia venosa es de cerca de 3 episodios por cada 10 000 mujeres por año mientras toman anticonceptivos orales. El consumo de tabaco modifica este riesgo. El riesgo de cáncer de mama a largo plazo (>10 años) entre las usuarias actuales, se calcula en 1 caso anual adicional por cada 100 000 mujeres. El riesgo se disipa según el tiempo transcurrido desde el último uso.

Diseño del estudio: estudios de observación.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Beneficios de la ligadura de trompas

A partir de evidencia sólida, la ligadura de trompas se relaciona con una disminución del riesgo de cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: al ajustar por otros tipos de anticonceptivos, la ligadura de trompas otorga una reducción relativa de casi el 30 % en la posibilidad de padecer cáncer de ovario.

Diseño del estudio: múltiples estudios de casos y controles y de cohortes.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Perjuicios de la ligadura de trompas

A partir de evidencia razonable, los perjuicios incluyen riesgos quirúrgicos como los siguientes:[9]

  • Morbilidad grave, como transfusiones de sangre, necesidad de someterse a otra cirugía o de volver a hospitalizarse (tasa de 1,0 por cada 100 procedimientos).
  • Morbilidad leve, como fiebre posoperatoria, infecciones de las vías urinarias o infecciones de la herida quirúrgica (tasa de 6,0 por cada 100 procedimientos).

Multiparidad

A partir de evidencia adecuada, la multiparidad se relaciona con una disminución del riesgo de cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: a partir de evidencia adecuada de múltiples estudios epidemiológicos de observación, las mujeres con hijos tienen un riesgo de cáncer de ovario alrededor del 30 % más bajo que las mujeres nulíparas.[7,10,11,12]

Diseño del estudio: estudios epidemiológicos de observación.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Salpingectomía

A partir de datos escasos, la salpingectomía se relaciona con una disminución del riesgo de cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: cerca del 50 % de disminución para la salpingectomía bilateral y una protección más baja para la salpingectomía unilateral.

Diseño del estudio: estudios epidemiológicos de observación de múltiples países.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Lactancia materna

A partir de evidencia sólida, la lactancia se relaciona con una disminución del riesgo de cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: un 2 % de disminución por cada mes de lactancia materna.[13]

Diseño del estudio: múltiples estudios de casos y controles y de cohortes; metanálisis.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Beneficios de la salpingooforectomía bilateral profiláctica

A partir de evidencia sólida, la salpingooforectomía bilateral profiláctica se relaciona con una disminución del riesgo de cáncer de ovario. En muy pocas ocasiones se notificó carcinomatosis peritoneal después de la cirugía. En general, la cirugía profiláctica se reserva para las mujeres con riesgo alto de cáncer de ovario, como aquellas con predisposición hereditaria al cáncer de ovario.

Magnitud del efecto: se observa una reducción del 90 % del riesgo de cáncer de ovario en las mujeres con una mutación en BRCA1 o BRCA2.

Diseño del estudio: múltiples estudios de casos y controles.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Perjuicios de la salpingooforectomía bilateral profiláctica

A partir de evidencia sólida, la ooforectomía profiláctica en las mujeres que todavía están menstruando en el momento de la cirugía se relaciona con esterilidad, síntomas vasomotores, disminución del interés sexual, sequedad vaginal, frecuencia urinaria, disminución de la densidad mineral ósea y aumento de las enfermedades cardiovasculares.

Magnitud del efecto: se notificó que la prevalencia de síntomas vasomotores varía del 41 % al 61,4 % en las mujeres sometidas a ooforectomía antes de la menopausia natural. Las mujeres sometidas a ooforectomía bilateral que no tomaron terapia hormonal tuvieron el doble de probabilidad de presentar sofocos moderados o intensos en comparación con quienes presentaron una menopausia natural. El RR de enfermedad cardiovascular en las mujeres sometidas a ooforectomía bilateral y que tuvieron una menopausia precoz fue de 4,55 (IC 95 %, 2,56–9,01).

Diseño del estudio: estudios de cohortes y de casos y controles.
Validez interna: buena.
Congruencia: buena.
Validez externa: buena.

Aspectos inciertos

Hiperestimulación ovárica para el tratamiento de la esterilidad

La evidencia es insuficiente para determinar una relación entre la hiperestimulación ovárica y el riesgo de cáncer de ovario. Es posible que el riesgo de cáncer de ovario aumente en las mujeres que permanecen nuligrávidas después de recibir tratamiento con fármacos estimulantes del ovario.

Magnitud de efecto: incierto; el riesgo de cáncer de ovario invasivo quizá aumente en las mujeres que permanecen nuligrávidas después del tratamiento; es posible que el riesgo de tumores ováricos de escasa malignidad aumente en las mujeres que reciben tratamiento farmacológico para la esterilidad.

Diseño del estudio: estudios de cohortes y de casos y controles; revisión sistemática.
Validez interna: razonable.
Congruencia: deficiente.
Validez externa: razonable.

Referencias:

  1. Poole EM, Lin WT, Kvaskoff M, et al.: Endometriosis and risk of ovarian and endometrial cancers in a large prospective cohort of U.S. nurses. Cancer Causes Control 28 (5): 437-445, 2017.
  2. Pearce CL, Templeman C, Rossing MA, et al.: Association between endometriosis and risk of histological subtypes of ovarian cancer: a pooled analysis of case-control studies. Lancet Oncol 13 (4): 385-94, 2012.
  3. Mogensen JB, Kjær SK, Mellemkjær L, et al.: Endometriosis and risks for ovarian, endometrial and breast cancers: A nationwide cohort study. Gynecol Oncol 143 (1): 87-92, 2016.
  4. Mørch LS, Løkkegaard E, Andreasen AH, et al.: Hormone therapy and ovarian cancer. JAMA 302 (3): 298-305, 2009.
  5. Beral V, Gaitskell K, Hermon C, et al.: Menopausal hormone use and ovarian cancer risk: individual participant meta-analysis of 52 epidemiological studies. Lancet 385 (9980): 1835-42, 2015.
  6. Simin J, Tamimi RM, Callens S, et al.: Menopausal hormone therapy treatment options and ovarian cancer risk: A Swedish prospective population-based matched-cohort study. Int J Cancer 147 (1): 33-44, 2020.
  7. Braem MG, Onland-Moret NC, van den Brandt PA, et al.: Reproductive and hormonal factors in association with ovarian cancer in the Netherlands cohort study. Am J Epidemiol 172 (10): 1181-9, 2010.
  8. Iversen L, Fielding S, Lidegaard Ø, et al.: Association between contemporary hormonal contraception and ovarian cancer in women of reproductive age in Denmark: prospective, nationwide cohort study. BMJ 362: k3609, 2018.
  9. Lawrie TA, Kulier R, Nardin JM: Techniques for the interruption of tubal patency for female sterilisation. Cochrane Database Syst Rev (9): CD003034, 2015.
  10. Fortner RT, Ose J, Merritt MA, et al.: Reproductive and hormone-related risk factors for epithelial ovarian cancer by histologic pathways, invasiveness and histologic subtypes: Results from the EPIC cohort. Int J Cancer 137 (5): 1196-208, 2015.
  11. Yang HP, Trabert B, Murphy MA, et al.: Ovarian cancer risk factors by histologic subtypes in the NIH-AARP Diet and Health Study. Int J Cancer 131 (4): 938-48, 2012.
  12. Lee AW, Rosenzweig S, Wiensch A, et al.: Expanding Our Understanding of Ovarian Cancer Risk: The Role of Incomplete Pregnancies. J Natl Cancer Inst 113 (3): 301-308, 2021.
  13. Feng LP, Chen HL, Shen MY: Breastfeeding and the risk of ovarian cancer: a meta-analysis. J Midwifery Womens Health 59 (4): 428-37, 2014 Jul-Aug.
Incidencia y mortalidad

Incidencia y mortalidad

El número estimado de casos nuevos de cáncer de ovario que se diagnosticarán en los Estados Unidos durante 2023 es de 19 710 y el número estimado de defunciones por esta enfermedad es de 13 270.[1] De acuerdo a los resultados de modelos estadísticos para el análisis, las tasas de casos nuevos de cáncer de ovario han disminuido en promedio un 3,3 % cada año desde 2010 hasta 2019. Las tasas de mortalidad han disminuido en promedio un 2,8 % cada año desde 2011 hasta 2020.[2] En 2017, la tasa de incidencia general de carcinoma de ovario en mujeres de 65 años o más fue de 37,4 casos por 100 000 años-mujeres.[3] Debido a que en el Surveillance, Epidemiology, and End Results (SEER) Program no se hacen ajustes según la ooforectomía o salpingectomía, es posible que las diferencias raciales en la prevalencia de mujeres sometidas a dichos procedimientos produzcan sesgos en las comparaciones de tasas según la raza. Se observó una disminución estadísticamente significativa del 1,7 % en la incidencia diferida ajustada en las mujeres blancas desde 2000 hasta 2016 y del 0,7 % en las mujeres negras desde 2000 hasta 2016. Se observó una disminución estadísticamente significativa del 2,3 % anual de las tasas de mortalidad en las mujeres blancas desde 2003 hasta 2016 y del 1,8 % anual en las mujeres negras desde 2002 hasta 2016. El riesgo poblacional del cáncer de ovario durante toda la vida es del 1,22 %; el riesgo poblacional durante toda la vida de morir por cáncer de ovario es del 0,86 %.[3]

Referencias:

  1. American Cancer Society: Cancer Facts and Figures 2023. American Cancer Society, 2023. Available online. Last accessed Dec. 15, 2023.
  2. National Cancer Institute: SEER Stat Fact Sheets: Ovarian Cancer. Bethesda, Md: National Institutes of Health. Available online. Last accessed March 6, 2024.
  3. Howlader N, Noone AM, Krapcho M, et al.: SEER Cancer Statistics Review (CSR) 1975-2017. Bethesda, Md: National Cancer Institute, 2020. Available online. Last accessed January 26, 2024.
Características histológicas y patogenia de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Características histológicas y patogenia de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

El carcinoma de ovario corresponde a una categoría de tumores heterogénea desde el punto de vista biológico y clínico que abarca varios subtipos principales: seroso, mucinoso, endometrioide y de células claras. Se propuso una clasificación para los carcinomas de ovario en tumores de tipo I y tipo II. En este sistema, los tumores de tipo I son los siguientes:[1]

  1. Subtipos relacionados con endometriosis, como el carcinoma endometrioide, el carcinoma de células claras y el carcinoma seromucinoso.
  2. Carcinomas serosos de grado bajo.
  3. Tumores mucinosos y el carcinoma maligno de Brenner.

Entre los tumores de tipo I, el carcinoma endometrioide y el carcinoma de células claras son más comunes e importantes desde el punto de vista clínico. En general, los carcinomas de ovario de tipo I exhiben un estadio más bajo que los tumores de tipo II en el momento de la presentación, lo que presagia un pronóstico más favorable.

Los tumores de tipo II abarcan, sobre todo, los carcinomas serosos de grado alto, los subtipos más frecuentes y mortales de todos los carcinomas de ovario. Estos cánceres suelen manifestarse al inicio como una enfermedad voluminosa en estadio III o IV que es sintomática y se acompaña de ascitis. Muchos de los carcinomas serosos de grado alto, pero no todos, surgen de lesiones malignas in situ en el epitelio de las fimbrias de las trompas de Falopio. Estas lesiones se diseminan a los ovarios de manera secundaria, pero se siguen denominando carcinomas de ovario. La evidencia del origen tubárico se basa sobre todo en el examen de las piezas quirúrgicas de la salpingooforectomía profiláctica que se lleva a cabo en las portadoras de una mutación en BRCA1 o BRCA2, en quienes la identificación casual de una enfermedad de volumen bajo permite detectar el carcinoma seroso intraepitelial tubárico. No obstante, este carcinoma no se detecta en todas las mujeres con carcinomas serosos de grado alto y se han realizado pocos estudios de las trompas de Falopio en las mujeres que no son portadoras de mutaciones en BRCA1 o BRCA2, lo que indica que la patogenia de estos tumores no se conoce bien. Los carcinomas serosos se subdividen de acuerdo con las características moleculares.[2]

La heterogeneidad etiológica y patogénica de los subtipos de cáncer de ovario y la variabilidad en la clasificación tumoral en el tiempo y entre estudios plantea dificultades para la interpretación de los datos etiológicos. Como el cáncer de ovario es poco frecuente, el tamaño de la muestra y el poder estadístico de los estudios para detectar una relación moderada por subtipo de cáncer son muy limitados. Sin embargo, es posible que una subtipificación más clara de los cánceres en estudios futuros ayude a mejorar la comprensión de las causas de las neoplasias malignas de ovario.

Referencias:

  1. Kurman RJ, Shih IeM: The Dualistic Model of Ovarian Carcinogenesis: Revisited, Revised, and Expanded. Am J Pathol 186 (4): 733-47, 2016.
  2. Cancer Genome Atlas Research Network: Integrated genomic analyses of ovarian carcinoma. Nature 474 (7353): 609-15, 2011.
Factores con evidencia suficiente de aumento en el riesgo de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Factores con evidencia suficiente de aumento en el riesgo de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Antecedentes familiares y susceptibilidad heredada a los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Algunas mujeres tienen un aumento de riesgo de estos cánceres debido a una mutación heredada; la magnitud del riesgo depende del gen afectado y la mutación específica. El riesgo subyacente de cáncer de ovario se puede evaluar mediante estudios genealógicos exactos o marcadores genéticos de riesgo. Debido a las incertidumbres sobre los riesgos de cáncer relacionados con mutaciones génicas específicas, quizá sea difícil interpretar la información genética fuera de las familias con una incidencia alta de cáncer de ovario.

En este sumario no se describen los múltiples síndromes genéticos ni las mujeres con riesgo alto debido a factores genéticos hereditarios. Para obtener información específica en inglés sobre el riesgo de cáncer de ovario relacionado con múltiples síndromes genéticos, consultar Genetics of Colorectal Cancer.

Endometriosis

La endometriosis se ha relacionado con un leve incremento en el riesgo de cáncer de ovario. La relación es más sólida en el caso de los subtipos histológicos no serosos, en especial, el carcinoma endometrioide y el carcinoma de células claras. En un análisis, se agruparon los datos de 13 estudios de casos y controles de cáncer de ovario, que incluyeron 13 226 controles y 7911 mujeres con cáncer de ovario invasivo que formaban parte del Ovarian Cancer Association Consortium. Se usó un análisis de regresión logística para evaluar la relación entre la endometriosis autonotificada y el riesgo de cáncer de ovario. La endometriosis autonotificada se vinculó con un aumento significativo del riesgo de cáncer de ovario invasivo de células claras (oportunidad relativa [OR], 3,05; intervalo de confianza [IC] 95 %, 2,43–3,84; P < 0,0001), cáncer seroso de grado bajo (OR, 2,11; IC 95 %, 1,39–3,20; P < 0,0001) y cáncer de ovario invasivo endometrioide (OR, 2,04; IC 95 %, 1,67–2,48; P < 0,0001). No se observó relación entre la endometriosis y el riesgo de cáncer de ovario invasivo mucinoso (OR, 1,02; IC 95 %, 0,69–1,50; P = 0,93) o seroso de grado alto (OR, 1,13; IC 95 %, 0,97–1,32; P = 0,13), o los tumores de malignidad dudosa de cualquier subtipo (OR, 1,20; IC 95 %, 0,95–1,52; P = 0,12 para los serosos y OR, 1,12; IC 95 %, 0,84–1,48; P = 0,45 para los mucinosos).[1] Si se tiene en cuenta que el cáncer de ovario de células claras y el cáncer endometrioide representan alrededor del 15 % de todos los cánceres de ovario, el riesgo durante toda la vida de estos subtipos histológicos es de cerca del 0,2 %; y de acuerdo a estos datos, aumentaría hasta del 0,4 % al 0,6 % en presencia de endometriosis autonotificada.

En un estudio de cohorte del Danish National Patient Register se identificaron 45 790 mujeres con un diagnóstico clínico de endometriosis entre 1977 y 2012. Los datos se relacionaron con los del Danish Cancer Register, en el que se identificaron 186 mujeres con un diagnóstico de cáncer de ovario. La endometriosis se relacionó con un aumento moderado del riesgo de cáncer de ovario en general (cociente de incidencia estandarizada [CIE], 1,34; IC 95 %, 1,16–1,55). Esto se debió sobre todo a aumentos en los subtipos endometrioide (CIE, 1,64; IC 95 %, 1,09–2,37) y de células claras (CIE, 3,64; IC 95 %, 2,36–5,38). No se notificó un aumento del riesgo de los subtipos histológicos seroso o mucinoso.[2]

Al utilizar los datos del Nurses' Health Study II, se identificaron 228 cánceres de ovario entre 102 025 mujeres aptas para participar en el estudio. Se usaron modelos de regresión de riesgos proporcionales de Cox para determinar el vínculo entre la endometriosis y el riesgo de cáncer, de manera que se evaluó el efecto de la endometriosis autonotificada versus la endometriosis confirmada mediante laparoscopia, el diagnóstico tardío y los cambios en las exposiciones a factores de riesgo posteriores al diagnóstico de la endometriosis. La endometriosis autonotificada se relacionó con el cáncer de ovario (riesgo relativo [RR], 1,81; IC 95 %, 1,26–2,58); esto fue más marcado para los diagnósticos de endometriosis confirmados mediante laparoscopia (RR, 2,14; IC 95 %, 1,45–3,15). Los retrasos en el diagnóstico o los cambios en los factores de riesgo posteriores al diagnóstico de endometriosis tuvieron poco efecto sobre el riesgo. A pesar de que este estudio tuvo poca potencia estadística para detectar las diferencias en el riesgo a partir de los subtipos histológicos, los casos diferentes a los serosos demostraron un aumento del riesgo (RR, 2,44; IC 95 %, 1,48–4,01), mientras que los casos serosos no lo hicieron (RR, 1,69; IC 95 %, 0,92–3,11).[3] En un estudio de gran tamaño de casos y controles en mujeres afroamericanas, se encontraron relaciones similares entre los antecedentes de endometriosis y el cáncer de ovario (OR, 1,78; IC 95 %, 1,09–2,90), lo que sugiere que los hallazgos en las poblaciones de mujeres en su mayoría blancas también se observan en mujeres negras.[4]

Terapia de reemplazo hormonal y terapia hormonal

En un metanálisis de 52 estudios (17 prospectivos y 35 retrospectivos) con 21 488 casos de cáncer de ovario, se encontró en los estudios prospectivos un aumento de los riesgos relacionados con el empleo actual o reciente de reemplazo hormonal (RR, 1,37; IC 95 %, 1,29–1,46); los resultados fueron semejantes en los diseños retrospectivos. Se hallaron relaciones significativas para los subtipos serosos y endometrioides.[5] El empleo reciente de terapia de reemplazo hormonal se relacionó claramente con el riesgo, incluso entre las mujeres que habían recibido terapia de reemplazo hormonal durante menos de 5 años (RR, 1,41; IC 95 %, 1,32–1,50). El riesgo disminuyó en las mujeres que suspendieron el uso, y el efecto fue mayor para los periodos más prolongados de interrupción. Los riesgos no fueron diferentes de acuerdo con el tipo de preparación (estrógeno solo vs. combinación de estrógeno y progestina). Los riesgos tampoco difirieron según la edad en el momento del uso.[6,7] El riesgo que acarrea la terapia hormonal de administración cutánea quizás sea menor que el riesgo de la terapia hormonal de administración oral.[8]

El consumo de tibolona, un corticoesteroide sintético con propiedades estrogénicas, progestagénicas y androgénicas, se relacionó con aumento del cociente de las tasas de incidencia de 3,56 (IC 95 %, 3,08–4,69) del cáncer de endometrio en las usuarias actuales en comparación con quienes nunca lo usaron. Está aprobado el uso de la tibolona para controlar los síntomas de la menopausia o para prevenir la osteoporosis en muchos países. Sin embargo, no está aprobada en Canadá o los Estados Unidos. También es posible que otras terapias combinadas de estrógeno y progestina aumenten el riesgo de cáncer de mama; en consecuencia, se deben considerar los riesgos y beneficios.[9]

Obesidad y estatura

El riesgo de cáncer de ovario aumenta con el incremento de estatura y peso (índice de masa corporal [IMC]).[10] El Collaborative Group on Epidemiological Studies of Ovarian Cancer compiló datos individuales, publicados y no publicados, de 47 estudios epidemiológicos en los que participaron 12 157 mujeres con cáncer de ovario y 81 311 participantes de control. El RR aumentó significativamente con el aumento de estatura (1,07 cada 5 cm de estatura) y el aumento del IMC (1,10 por cada 5 kg/m2). Estos hallazgos no se vieron afectados por otros factores que se sabe que se relacionan con el riesgo de cáncer de ovario, con la excepción de que las usuarias de terapia hormonal no tuvieron mayor riesgo al aumentar el IMC. Dado que se piensa que la estatura, el peso y el IMC están muy correlacionados, separar los efectos individuales puede ser difícil.[11,12] También se observó que la mortalidad por cáncer de ovario aumenta en mujeres con obesidad.[13,14]

Referencias:

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Factores con evidencia suficiente de disminución en el riesgo de cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Factores con evidencia suficiente de disminución en el riesgo de cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Anticonceptivos orales

Se realizó un análisis de colaboración con datos individuales de 23 257 mujeres con cáncer de ovario y 87 303 mujeres sin este tipo de cáncer obtenidos de 45 estudios en 21 países.[1] El consumo de anticonceptivos orales se relacionó con un efecto dosis-respuesta según la duración del consumo, pero no se observaron cambios en la reducción del riesgo por decenio de uso desde la década de 1960 hasta la de década de 1980, período durante el cual la cantidad de estrógeno de los anticonceptivos orales se redujo casi a la mitad. No se observó una reducción del riesgo en las mujeres que utilizaron anticonceptivos orales durante menos de 1 año. La reducción del riesgo relacionado con el uso durante 1 a 4 años, 5 a 9 años, 10 a 14 años y 15 o más años fue de 0,78 (intervalo de confianza [IC] 99 %, 0,73–0,893), 0,64 (IC 99 %, 0,59–0,69), 0,56 (IC 99 %, 0,50–0,62) y 0,42 (IC 99 %, 0,36–0,49), respectivamente. La reducción del riesgo observada persistió después del cese de la terapia anticonceptiva oral, pero se atenuó con el tiempo transcurrido desde el último uso. La reducción proporcional del riesgo por cada 5 años de uso fue del 29 % (IC 95 %, 23–34 %) para las mujeres que suspendieron el consumo en los últimos 10 años. La reducción del riesgo fue del 15 % (IC 95 %, 9–21 %) en las mujeres que suspendieron el consumo entre 20 y 29 años atrás.[2]

En un metanálisis en el que se restringió el análisis primario a 24 estudios de casos y controles y estudios de cohortes publicados desde el año 2000 para reflejar las preparaciones más recientes de anticonceptivos orales, también se observó un efecto dosis-respuesta según la duración del consumo.[3] Los autores calcularon que era necesario tratar a 185 mujeres durante 5 años para prevenir un caso de cáncer de ovario. A partir de un riesgo de por vida calculado del 1,38 % y una prevalencia de consumo de anticonceptivos orales del 83 %, los autores calcularon una reducción relativa del 0,54 % para el riesgo de por vida de cáncer de ovario atribuible a los anticonceptivos orales. En un estudio de cohorte prospectivo realizado en Dinamarca, que representó a cerca de 1,9 millones de mujeres, se analizaron también las formulaciones de los anticonceptivos orales contemporáneos y se encontró que las consumidoras de anticonceptivos orales de formulación actual tenían una reducción del riesgo relativo (RR) de 0,58 (IC 95 %, 0,49–0,68) y las consumidoras de anticonceptivos orales de formulación antigua tenían una reducción del RR de 0,77 (IC 95%, 0,66–0,91). Los beneficios se fortalecieron con una mayor duración del uso y se debilitaron con un tiempo más prolongado desde el último uso. No se encontró un beneficio con los productos anticonceptivos que contenían solo progesterona. Este estudio se limitó porque solo se incluyeron los casos nuevos de cáncer de ovario en mujeres de menos de 50 años.[4]

Acetato de medroxiprogesterona de liberación prolongada

Hay poca información sobre el uso de anticonceptivos con progestágenos inyectables (acetato de medroxiprogesterona de liberación prolongada [DMPA]) y el riesgo de cáncer de ovario. En los estudios hay confusión por el uso de otros métodos anticonceptivos, en especial, de anticonceptivos orales. En un estudio hospitalario realizado en México y Tailandia con 224 casos y 1781 controles (World Health Organization Collaborative Study of Neoplasia and Steroid Contraceptives), no se observó una relación entre el uso de DMPA y el cáncer de ovario (RR, 1,07; IC 95 %, 0,6–1,8).[5] No obstante, solo 22 de las participantes nunca había recibido DMPA y 9 de ellas lo había recibido durante 6 meses o menos.

En un estudio multicéntrico subsiguiente en 12 hospitales de Tailandia con 330 casos y 982 controles emparejados, se observó una disminución estadísticamente significativa del riesgo de cáncer de ovario relacionado con el uso de DMPA; se controló por el consumo de anticonceptivos orales y otros factores relacionados (oportunidad relativa [OR], 0,52, IC 95 %, 0,33–0,88). Se observó una relación dosis-respuesta, pero el tamaño de la muestra fue limitado en las categorías de uso más prolongado.[6]

Ligadura de trompas

En un metanálisis de 16 estudios de casos y controles, 3 estudios retrospectivos y 2 estudios prospectivos de cohortes, se observó una disminución del riesgo de cáncer de ovario relacionado con la ligadura de trompas (RR, 0,66; IC 95 %, 0,60–0,73).[7] La reducción del riesgo se observó hasta 14 años después de la ligadura de trompas. En un estudio poblacional de casos y controles publicado después del metanálisis con 902 casos y 1802 controles, se observó una OR ajustada de 0,62 (IC 95 %, 0,51–0,75) relacionada con el antecedente de ligadura de trompas.[8] La relación se ajustó por consumo de anticonceptivos orales, que también se vinculó con un riesgo más bajo de cáncer de ovario (OR, 0,62; IC 95 %, 0,47–0,85) y otros factores de riesgo.[8]

En otro proyecto conjunto con datos primarios procedentes de 13 estudios poblacionales de casos y controles, se examinó la relación entre la ligadura de trompas y el riesgo de cáncer de ovario. En este estudio participaron 7942 casos de cánceres de ovario epiteliales y 13 904 controles.[9] En general, la ligadura de trompas se relacionó con una reducción de riesgo del 29 % (OR, 0,71; IC 95 %, 0,66–0,77). La reducción del riesgo observada varió según el subtipo de cáncer invasivo y fue del 52 % (OR, 0,48; IC 95 %, 0,40–49) para el cáncer endometrioide; del 48 % (OR, 0,52; IC 95 %, 0,40–0,67) para el cáncer de células claras; del 32 % (OR, 0,68; IC 95 %, 0,52–89) para el cáncer mucinoso, y del 19 % (OR, 0,81; IC 95 %, 0,74–0,89) para el cáncer seroso.

En un análisis agrupado de 21 estudios prospectivos de cohortes se examinaron 14 factores hormonales, reproductivos y de modos de vida de acuerdo con el subtipo histológico en 5584 mujeres con cáncer de ovario invasivo de una muestra total de 1,3 millones de participantes. En general, la ligadura de trompas se relacionó con una reducción de riesgo del 18 % (OR, 0,82; IC 95 %, 0,73–0,93). La reducción del riesgo observada varió según el subtipo de cáncer invasivo y fue del 40 % (OR, 0,60; IC 95 %, 0,41–0,88) para el cáncer endometrioide; del 65 % (OR, 0,35; IC 95 %, 0,18–0,69) para el cáncer de células claras; y del 9% (OR, 0,91; IC 95 %, 0,79–1,06) para el cáncer seroso. Se observó un aumento no significativo en el riesgo del 1 % (OR, 1,01, IC 95 %, 0,60–1,71) para el cáncer mucinoso.[10]

Lactancia materna

En un metanálisis [11] en el que se incluyeron 5 estudios prospectivos y 30 estudios de casos y controles, se examinó la relación entre la lactancia y el riesgo de cáncer de ovario. Cualquier período de lactancia se relacionó con una disminución del riesgo de cáncer de ovario (RR, 0,76; IC 95 %, 0,69–0,83). El riesgo de cáncer de ovario disminuyó un 8 % por cada 5 meses de aumento de la duración de la lactancia (IC 95 %, 0,90–0,95). En otro metanálisis en el que se incluyeron 5 estudios prospectivos y 35 estudios de casos y controles se encontró que cualquier periodo de lactancia se relacionó con una disminución del riesgo de cáncer de ovario (RR, 0,70, IC 95 %, 0,64–0,76). Estos resultados son compatibles con los de un metanálisis anterior y constituyen un respaldo adicional a los hallazgos previos que indicaron una relación entre el aumento de la duración de la lactancia y grados más altos de protección.[12] En otro metanálisis de 19 estudios en el que se incluyeron 4 estudios de cohortes y 15 estudios de casos y controles, se encontró una reducción general del riesgo de cáncer de ovario con una OR de 0,66 (IC 95 %, 0,57–0,76) y un vínculo con la duración (2 % de disminución por mes). El beneficio de la lactancia fue mayor durante los primeros 8 a 10 meses.[13]

Salpingooforectomía profiláctica

La cirugía profiláctica es una opción que consideran las mujeres con riesgo alto de cáncer de ovario, como quienes tienen una predisposición hereditaria al cáncer. En las mujeres de la población general, se han considerado la salpingectomía, la ooforectomía o la salpingooforectomía incidentales como posibles intervenciones en el momento de someterse a cirugías para otras indicaciones benignas. La salpingectomía también se ha considerado como el método preferido de esterilización.[14,15]

Perjuicios

Los riesgos relacionados con la ooforectomía benigna (con salpingectomía o histerectomía, o sin estas) se analizaron en 6 estudios publicados. En estudios de 3 cohortes, se encontró que la ooforectomía antes de la menopausia (45 o 50 años) se relacionó con aumento de la mortalidad general, probablemente por un vínculo con enfermedad cardiovascular. Este resultado se observó, en especial, en las personas que no usaban terapia de reemplazo hormonal. En la Women's Health Initiative, no se estableció un vínculo entre la salpingooforectomía bilateral y el aumento de la mortalidad. En la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III), la ooforectomía en general no se relacionó con mortalidad, pero la mortalidad aumentó en las mujeres obesas menores de 40 años que no emplearon reemplazo hormonal. En el California Teachers Study no se encontró riesgo de mortalidad con la ooforectomía, pero solo el 3 % de las mujeres no eran usuarias de terapia de reemplazo hormonal. En general, los datos indican que la ooforectomía en las mujeres jóvenes aumenta la mortalidad general y que es posible atenuar este riesgo con el reemplazo hormonal.[16,17,18,19,20,21] La salpingooforectomía profiláctica se ha relacionado con empeoramiento de los síntomas de la menopausia, disminución de la actividad sexual y reducción del funcionamiento sexual.[22]

Salpingectomía

Los datos que establecen una relación entre la salpingectomía y el riesgo de cáncer de ovario o de trompa de Falopio son escasos, pero congruentes. En un metanálisis de 3 estudios se encontró una OR de 0,51 (IC 95 %, 0,35–0,71) para el riesgo de estos cánceres en las mujeres sometidas a salpingectomía en comparación con las mujeres que tenían trompas de Falopio intactas.[23] En estos estudios se incluyó un estudio de conexión de un registro sueco realizado entre 1973 y 2009 que contó con una media de seguimiento de 23 años, en el que se encontraron los siguientes cocientes de riesgos instantáneos (CRI) para el cáncer de ovario en comparación con las mujeres que no se sometieron a cirugía:

  • Para la histerectomía, el CRI fue de 0,79 (IC 95 %, 0,70–0,88).
  • Para la histerectomía con salpingooforectomía bilateral, el CRI fue de 0,06 (IC 95 %, 0,03–0,12).
  • Para la salpingectomía, el CRI fue de 0,65 (IC 95 %, 0,52–0,81).
  • Para los procedimientos de esterilización, el CRI fue de 0,72 (IC 95 %, 0,64–0,81).

En otro estudio de cohorte poblacional de todas las personas en Columbia Británica (Canadá), conducido entre 2008 y 2017, se examinaron las tasas observadas versus las tasas esperadas de cáncer de ovario entre las personas sometidas a salpingectomía incidental. Este estudio incluyó a 25 889 personas sometidas a salpingectomía incidental, en comparación con 32 080 personas sometidas a histerectomía sola o ligadura de trompas. No se observaron casos de cáncer de ovario seroso en el grupo de salpingectomía incidental, que exhibió una tasa significativamente inferior a la tasa anticipada de cáncer seroso ajustada por edad que fue de 5,27 (IC 95 %, 1,78–19,29).[24] Además, en otro estudio se observó que la protección que otorga la salpingectomía bilateral fue casi el doble que la de la salpingectomía unilateral.[25] En este informe se incluyeron pocos datos de covariables, pero los resultados fueron semejantes a los de otros estudios más pequeños incluidos en el metanálisis.

Hay poco datos basados en marcadores circulantes sustitutos de la reserva ovárica que indiquen que la salpingectomía no tiene un efecto adverso en el funcionamiento ovárico.[26,27]

Referencias:

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  27. Venturella R, Lico D, Borelli M, et al.: 3 to 5 Years Later: Long-term Effects of Prophylactic Bilateral Salpingectomy on Ovarian Function. J Minim Invasive Gynecol 24 (1): 145-150, 2017.
Factores con evidencia insuficiente de un riesgo relacionado de cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Factores con evidencia insuficiente de un riesgo relacionado de cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo

Factores alimentarios

No se ha observado una relación constante entre una variedad de factores alimentarios y el riesgo de cáncer de ovario.

En una revisión sistemática y un metanálisis, en el que se incluyeron 23 estudios de casos y controles y 3 estudios de cohortes, no se encontró evidencia de una relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el cáncer de ovario epitelial.[1]

En un estudio de casos y controles del Healthy Eating Index (HEI), que se basa en las recomendaciones actuales de alimentación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, no se encontró una relación entre el puntaje más alto del HEI y el riesgo de cáncer de ovario vinculado con un grupo específico de alimentos.[2] En una revisión sistemática del efecto de la alimentación en el cáncer de ovario, solo se incluyeron estudios prospectivos con, por lo menos, 200 casos notificados en las publicaciones.[3] Se revisaron 24 publicaciones de 10 estudios de cohortes y no se hallaron factores alimentarios relacionados de modo constante con el riesgo de cáncer de ovario.

Aspirina y fármacos antiinflamatorios no esteroides

En una revisión sistemática y un metanálisis de 21 estudios de observación, se encontró una disminución del riesgo de cáncer de ovario invasivo relacionada con el consumo de aspirina (riesgo relativo [RR], 0,88; intervalo de confianza [IC] 95 %, 0,79–0,98), pero no se encontró relación estadísticamente significativa con el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINE).[4] En un estudio publicado después de esa revisión, se examinó el uso de AINE y el riesgo de cáncer de ovario en el National Institutes of Health–AARP Diet and Health Study. No se observó una relación entre el cáncer de ovario y el consumo regular de aspirina (RR, 1,06; IC 95 %, 0,87–1,29) o el consumo de AINE (RR, 0,93; IC 95 %, 0,74–1,15).[5] En un estudio poblacional de casos y controles [6] con 902 casos nuevos y 1802 controles de la población, se observó una disminución del riesgo de cáncer de ovario relacionado con el consumo continuo (0,71; IC 95 %, 0,53–0,97) o el consumo diario de dosis bajas del fármaco (0,72; IC 95 %, 0,53–0,97). En ese estudio, se estableció una relación entre los AINE selectivos de la ciclooxigenasa 2, pero no los AINE no selectivos, y una disminución del riesgo de cáncer de ovario (oportunidad relativa [OR], 0,60; IC 95 %, 0,39–0,94). En un análisis de cohorte de alrededor de 200 000 mujeres que participaron en los Nurses' Health Studies, en el que se utilizaron datos detallados sobre la duración y la intensidad del consumo de aspirina a lo largo del tiempo, se observó una disminución del cociente de riesgos instantáneos (CRI) para el cáncer de ovario de 0,77 (IC 95 %, 0,61–0,96) con el uso de aspirina en dosis bajas (≤100 mg/d), pero una ausencia de disminución con el uso de dosis estándar de aspirina (CRI, 1,17; IC 95 %, 0,92–1,49).[7]

Exposición perineal al talco

Los resultados de estudios de casos y controles y de estudios de cohortes son incongruentes, por ende los datos no respaldan en forma adecuada una relación entre la exposición perineal al talco y el aumento del riesgo de cáncer de ovario.

En un metanálisis de 16 estudios, no se observó aumento en el riesgo con el uso de talco (RR, 1,33; IC 95 %, 1,16–1,45); sin embargo, no se encontró ninguna relación de la respuesta de acuerdo a la dosis.[8] En un análisis agrupado del Ovarian Cancer Association Consortium, compuesto por múltiples estudios de casos y controles con 8525 casos y 9859 controles, se observó un aumento moderado del riesgo de cáncer epitelial de ovario relacionado con el uso de talco en el área genital (OR, 1,24; IC 95 %, 1,15–1,33), pero la tendencia hacia un aumento en el número de aplicaciones de talco durante toda la vida no fue estadísticamente significativa (tendencia de P = 0,17).[9] En un metanálisis de 10 estudios de casos y controles y un análisis de subconjuntos muy selectivo de un estudio de cohortes prospectivo, se encontró relación (OR, 1,47; IC 95 %, 1,31–1,65) entre las mujeres que usaron talco perineal al menos 2 veces al día.[10] El análisis de subconjuntos del estudio prospectivo fue incongruente con los hallazgos principales del informe original.[11] Sin embargo, debido a la estructura del análisis, los resultados deben interpretarse con cautela.[10] En un estudio poblacional de casos y controles realizado en los Estados Unidos con mujeres afroamericanas, se encontró una relación entre el uso de talco genital y el riesgo de cáncer epitelial de ovario (OR, 1,44; IC 95 %, 1,11–1,86).[12] En este estudio de 584 casos y 745 controles, se notificó una relación dosis-respuesta para cualquier uso de talco genital. En particular, entre cualquier uso de talco genital, el uso diario de talco se relacionó con un aumento de la OR ajustada de presentar cáncer de ovario (OR, 1,71; IC 95 %, 1,26–2,33) en comparación con una frecuencia de uso inferior a la diaria (OR, 1,12; IC 95 %, 0,80–1,58).

En un estudio de cohortes de miembros del personal de enfermería, no se observó riesgo de cáncer de ovario relacionado con el uso de talco en el área perineal (RR, 1,09; IC 95 %, 0,86–1,37) y no hubo evidencia que indicara que el riesgo aumentara al usar el talco con mayor frecuencia.[13] En otro estudio prospectivo, el Women's Health Initiative, se examinó la relación entre el uso de talco perineal y el cáncer de ovario en 61 576 mujeres sin antecedentes de cáncer en el momento de la inscripción y que además proporcionaron información sobre su exposición. Entre este grupo, se presentaron 429 casos de cáncer de ovario. Se examinó la exposición individual y la exposición combinada del uso de talco en el área genital, toallas sanitarias y diafragmas. Se hizo un seguimiento de las mujeres durante una media de 12,4 años. No se observó ninguna relación entre el uso de talco perineal y el cáncer de ovario cuando se analizó la exposición individual o la exposición combinada total. El riesgo observado (CRI) para la exposición combinada de polvo perineal fue de 1,06 (IC 95 %, 0,87–1,28) y no se observó aumento en el riesgo según el incremento de la duración del uso.[14] El estudio de cohortes citado arriba, en el que se incluyeron 250 000 mujeres inscritas en 4 estudios a largo plazo sobre la salud de la mujer, fue compatible con otros estudios de cohortes citados, ya que el riesgo de cáncer de ovario en las mujeres que nunca utilizaron talco perineal fue similar al de aquellas que alguna vez lo utilizaron, con un CRI de 1,08 (IC 95 %, 0,99–1,17).[11]

Referencias:

  1. Rota M, Pasquali E, Scotti L, et al.: Alcohol drinking and epithelial ovarian cancer risk. a systematic review and meta-analysis. Gynecol Oncol 125 (3): 758-63, 2012.
  2. Chandran U, Bandera EV, Williams-King MG, et al.: Healthy eating index and ovarian cancer risk. Cancer Causes Control 22 (4): 563-71, 2011.
  3. Crane TE, Khulpateea BR, Alberts DS, et al.: Dietary intake and ovarian cancer risk: a systematic review. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 23 (2): 255-73, 2014.
  4. Baandrup L, Faber MT, Christensen J, et al.: Nonsteroidal anti-inflammatory drugs and risk of ovarian cancer: systematic review and meta-analysis of observational studies. Acta Obstet Gynecol Scand 92 (3): 245-55, 2013.
  5. Murphy MA, Trabert B, Yang HP, et al.: Non-steroidal anti-inflammatory drug use and ovarian cancer risk: findings from the NIH-AARP Diet and Health Study and systematic review. Cancer Causes Control 23 (11): 1839-52, 2012.
  6. Lo-Ciganic WH, Zgibor JC, Bunker CH, et al.: Aspirin, nonaspirin nonsteroidal anti-inflammatory drugs, or acetaminophen and risk of ovarian cancer. Epidemiology 23 (2): 311-9, 2012.
  7. Barnard ME, Poole EM, Curhan GC, et al.: Association of Analgesic Use With Risk of Ovarian Cancer in the Nurses' Health Studies. JAMA Oncol 4 (12): 1675-1682, 2018.
  8. Huncharek M, Geschwind JF, Kupelnick B: Perineal application of cosmetic talc and risk of invasive epithelial ovarian cancer: a meta-analysis of 11,933 subjects from sixteen observational studies. Anticancer Res 23 (2C): 1955-60, 2003 Mar-Apr.
  9. Terry KL, Karageorgi S, Shvetsov YB, et al.: Genital powder use and risk of ovarian cancer: a pooled analysis of 8,525 cases and 9,859 controls. Cancer Prev Res (Phila) 6 (8): 811-21, 2013.
  10. Woolen SA, Lazar AA, Smith-Bindman R: Association Between the Frequent Use of Perineal Talcum Powder Products and Ovarian Cancer: a Systematic Review and Meta-analysis. J Gen Intern Med 37 (10): 2526-2532, 2022.
  11. O'Brien KM, Tworoger SS, Harris HR, et al.: Association of Powder Use in the Genital Area With Risk of Ovarian Cancer. JAMA 323 (1): 49-59, 2020.
  12. Schildkraut JM, Abbott SE, Alberg AJ, et al.: Association between Body Powder Use and Ovarian Cancer: The African American Cancer Epidemiology Study (AACES). Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 25 (10): 1411-1417, 2016.
  13. Gertig DM, Hunter DJ, Cramer DW, et al.: Prospective study of talc use and ovarian cancer. J Natl Cancer Inst 92 (3): 249-52, 2000.
  14. Houghton SC, Reeves KW, Hankinson SE, et al.: Perineal powder use and risk of ovarian cancer. J Natl Cancer Inst 106 (9): , 2014.
Aspectos inciertos

Aspectos inciertos

Hiperestimulación ovárica debida a tratamiento para la esterilidad

Continúa la controversia sobre la relación entre la hiperestimulación ovárica y el cáncer de ovario. En los resultados de una revisión sistemática y metanálisis de 9 estudios de cohortes con 109 969 mujeres expuestas a hiperestimulación ovárica para el tratamiento de la esterilidad (es decir, fecundación in vitro [FIV]), se observaron 76 casos nuevos de cáncer de ovario, lo que ofrece datos no concluyentes para establecer una relación.[1] Se observó un aumento del riesgo de cáncer de ovario cuando el grupo de comparación fue la población general (riesgo relativo [RR], 1,50; intervalo de confianza [IC] 95 %, 1,17–1,92), pero no se observó un aumento de riesgo estadísticamente significativo cuando el grupo de referencia fueron mujeres estériles no expuestas al procedimiento (RR, 1,26; IC 95 %, 0,62–2,55). Una limitación importante es que solo uno de los estudios de cohortes incluidos en el metanálisis tuvo un período de seguimiento mayor de 10 años para las mujeres sometidas a FIV.

En una revisión sistemática de Cochrane que incluyó 11 estudios de casos y controles y 14 estudios de cohortes con un total de 186 972 mujeres, también se estableció una relación indefinida. No se calcularon los estadísticos de resumen debido a la heterogeneidad metodológica y clínica. En los 7 estudios de cohortes en los que se comparó a mujeres con cierto grado de esterilidad que recibieron tratamiento con mujeres sin tratamiento, no se halló exceso del riesgo en relación con los fármacos de hiperestimulación. En 2 cohortes, se observó un aumento de 2 a 5 veces en el riesgo cuando se comparó a las mujeres tratadas con mujeres de la población general. En 3 estudios de casos y controles y 2 estudios de cohortes, se observó un aumento del riesgo de tumores de ovario de escasa malignidad. En general, los autores concluyeron que no había evidencia convincente de un aumento del riesgo de tumores ováricos invasivos en relación con los tratamientos farmacológicos de fertilidad.[2]

Después de la revisión de Cochrane, se publicó un estudio complementario de una cohorte de mujeres estériles.[3] Se realizó el seguimiento hasta el año 2010 de una cohorte retrospectiva de 9825 mujeres inscritas entre 1965 y 1988. Se presentó cáncer de ovario en 85 mujeres. En general, no se estableció una relación entre el cáncer de ovario y el citrato de clomifeno (RR, 1,34; IC 95 %, 0,86–2,07) o las gonadotropinas (RR, 1,00; IC 95 %, 0,48–2,08). En el subgrupo de mujeres que permanecieron nuligrávidas después del tratamiento, un aumento del riesgo de cáncer de ovario se relacionó con el citrato de clomifeno (RR, 3,63; IC 95 %, 1,36–9,72). No se observó un aumento del riesgo en las mujeres que quedaron embarazadas después del tratamiento en comparación con aquellas que no recibieron tratamiento.

Referencias:

  1. Siristatidis C, Sergentanis TN, Kanavidis P, et al.: Controlled ovarian hyperstimulation for IVF: impact on ovarian, endometrial and cervical cancer--a systematic review and meta-analysis. Hum Reprod Update 19 (2): 105-23, 2013 Mar-Apr.
  2. Rizzuto I, Behrens RF, Smith LA: Risk of ovarian cancer in women treated with ovarian stimulating drugs for infertility. Cochrane Database Syst Rev 8: CD008215, 2013.
  3. Trabert B, Lamb EJ, Scoccia B, et al.: Ovulation-inducing drugs and ovarian cancer risk: results from an extended follow-up of a large United States infertility cohort. Fertil Steril 100 (6): 1660-6, 2013.
Actualizaciones más recientes a este resumen (02 / 16 / 2023)

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Incidencia y mortalidad

Se actualizaron las estadísticas con el número estimado de casos nuevos y defunciones para 2023 (se citó a la American Cancer Society como referencia 1). También se revisó el texto sobre las tasas de casos nuevos y mortalidad por cáncer de ovario.

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Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este resumen del PDQ de la siguiente forma:

PDQ® sobre los exámenes de detección y la prevención. PDQ Prevención de los cánceres de ovario, de trompa de Falopio y primario de peritoneo. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/ovario/pro/prevencion-ovario-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.

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Última revisión: 2023-02-16

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