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Esta información es producida y suministrada por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés). La información en este tema puede haber cambiado desde que se escribió. Para la información más actual, comuníquese con el Instituto Nacional del Cáncer a través del Internet en la página web http://cancer.gov o llame al 1-800-4-CANCER.
El paciente de cáncer suele tener problemas médicos concomitantes además de su trastorno maligno subyacente. En realidad, los pacientes mayores de 65 años de edad soportan una carga desproporcionada de cáncer, además de un aumento de prevalencia de problemas médicos tales como enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad cardíaca, diabetes e hipertensión.[
Los médicos que atienden a pacientes de cáncer se deben familiarizar con la evaluación y el tratamiento de afecciones comunes que se manifiestan como síntomas torácicos. Además, estos médicos necesitan estar familiarizados con algunos aspectos de los síntomas y síndromes torácicos específicos relacionados con el cáncer. La disnea es un síntoma común de ciertos cánceres como el de pulmón y también es común en pacientes de diversos cánceres en estadio avanzado. La disnea con frecuencia obedece a factores múltiples. El tratamiento óptimo exige entender los aspectos etiológicos y fisiopatológicos contribuyentes para dirigir las intervenciones terapéuticas según resulte clínicamente apropiado.
Entre los síndromes cardiopulmonares importantes, se incluyen los siguientes:
En este resumen, a menos que se indique lo contrario, se tratan temas relacionados con la evidencia científica y las prácticas referidas a los adultos. La evidencia y la aplicación a la práctica referida a los niños a veces difieren bastante de la información pertinente a los adultos. Cuando la información específica sobre la atención de los niños esté disponible, se resumirá bajo su propio encabezado.
Referencias:
Introducción
La disnea se define como una sensación incómoda de la respiración. Es una experiencia subjetiva que incluye muchos factores que modulan la calidad y la intensidad de su percepción. Es posible que distintos pacientes con grados comparables de deterioro del funcionamiento pulmonar y de carga de enfermedad describan diferentes intensidades de la disnea. Los pacientes utilizan una serie de palabras y frases diferentes para describir la sensación de dificultad respiratoria. A veces, usan términos como opresión y asfixia.[
También varían los informes sobre la frecuencia de la disnea, dependiendo del entorno y el alcance de la enfermedad.[
Características fisiopatológicas y etiológicas
Los mecanismos fisiopatológicos de la dificultad respiratoria son numerosos y complejos.[
Las cualidades de la disnea se pueden apreciar como esfuerzo o trabajo, o presión y falta de aire. La experiencia de exceso de trabajo y esfuerzo obedece a mecanismos sensoriales y perceptuales similares a los que participan en los ejercicios musculares. La opresión obedece a la estimulación de los receptores de las vías respiratorias que produce broncoconstricción. La intensidad de la falta de aire y la inspiración insatisfecha obedecen a los siguientes aspectos:[
Las causas directas de disnea en los pacientes de cáncer avanzado son numerosas; categorizarlas puede ayudar en la evaluación etiológica. Una manera de abordar el tema es dividir las causas directas en los cuatro grupos siguientes:
Los resultados de un estudio encontraron que en los pacientes que padecían de disnea provocada por cáncer avanzado, una mediana de 5 anomalías diferentes pudieron haber contribuido a su dificultad respiratoria.[
No se encontró relación significativa entre el tipo de deterioro respiratorio y el grado de disnea. La mayoría de estos pacientes son fumadores o lo fueron. Además, la mayoría de los pacientes mostraron una reducción significativa de la presión inspiratoria máxima, lo que indica disfunción grave de los músculos respiratorios.[
La disfunción muscular respiratoria es un factor que contribuye a la disnea, aunque ha recibido poca atención. Entre las causas de disfunción muscular respiratoria se encuentran las siguientes:
También figuran la oxigenación precaria, la fatiga muscular, las concentraciones anormales de cortisol y catecolaminas, y las citocinas circulantes.[
Aunque por lo general se cree que la ansiedad está relacionada con la dificultad respiratoria, los investigadores encontraron que la ansiedad y la dificultad respiratoria no siempre se relacionan.[
Evaluación
Se puede observar la naturaleza multidimensional de la disnea en la complicada evaluación de este síntoma. El resultado notificado por el paciente es el criterio de referencia para evaluar la disnea. Aunque no hay acuerdo general sobre cuál es el instrumento óptimo para evaluar la disnea, se usan algunos de los siguientes instrumentos:
Sin embargo, estos instrumentos son limitados porque son unidimensionales y no consideran la contribución relativa de diferentes factores de la percepción de dificultad respiratoria del paciente. La evaluación deberá incluir el efecto de la disnea en el estado funcional del paciente y el cálculo del valor del componente dinámico de la disnea, es decir, la disnea de esfuerzo.
Con frecuencia, los signos objetivos, como la taquipnea o el uso de músculos respiratorios accesorios, no concuerdan con la percepción que tiene el paciente de la disnea y del grado de deterioro funcional que causa. Hay numerosos factores, incluso aspectos psicosociales, que afectan la experiencia de disnea del paciente. Con pocas excepciones, las pruebas del funcionamiento pulmonar tienen un papel limitado en la evaluación de este síndrome. La falta de una comprensión clara de los mecanismos fisiopatológicos subyacentes de la disnea obstaculizan la capacidad general del médico para manejarla eficazmente.[
Para evaluar la disnea con precisión es necesario realizar un reconocimiento integral que incluya los antecedentes médicos.[
Aunque un tercio de los pacientes en el estudio que evaluó la neumonía relacionada con la inmunoterapia con inhibidores de puntos de control, eran asintomáticos, los síntomas más frecuentes en el momento de la presentación fueron los siguientes:[
El melanoma y el cáncer de pulmón de células no pequeñas fueron los cánceres más comunes que se trataron en este estudio. Curiosamente, la duración del tratamiento antes del comienzo de la neumonía fue bastante variable, con una mediana de tiempo hasta el inicio de 2,8 meses (intervalo, 9 días–19 meses). Además, la neumonía pareció presentarse más temprano en los pacientes que recibieron terapia combinada que en aquellos que recibieron monoterapia (mediana, 2,7 vs. 4,6 meses).[
Entre las pruebas diagnósticas que ayudan a determinar la causa de la disnea se incluyen las siguientes:[
Las medidas de la presión inspiratoria máxima (MIP) son útiles, especialmente si no se puede encontrar causa aparente. La MIP es una prueba funcional confiable de la fortaleza del diafragma y otros músculos respiratorios. Las evaluaciones funcionales, como la prueba de caminar durante 6 minutos y los ejercicios de ergometría también proporcionan información valiosa acerca de la gravedad y el efecto de la disnea.[
Tratamiento de la disnea
Tratamiento de las causas subyacentes
Al igual que con cualquier síntoma, es esencial identificar la(s) causa(s) subyacente(s) de la disnea y tratarlas siempre que sea posible y cuando sea apropiado. Entre las causas subyacentes específicas (algunas de las cuales pudieran ser reversibles) y sus tratamientos, se encuentran los ejemplos siguientes:
Tratamiento de los síntomas
El tratamiento sintomático de la disnea se funda principalmente en los siguientes procedimientos:
Los opioides representan un tratamiento muy eficaz para la disnea en los pacientes de cáncer. El temor a efectos secundarios no debe evitar que se utilicen los opioides como es debido en este entorno. La mayoría de las autoridades creen que, si se utilizan apropiadamente, los opioides no aceleran la muerte de los pacientes disneicos de cáncer; por el contrario, reducen la angustia psicológica y el agotamiento, y su uso temprano mejora la calidad de vida.[
Las pruebas anecdóticas y experimentales indican que la administración de opioides nebulizados tiene una función en el tratamiento de la disnea.[
Es probable que los pacientes hipóxicos en el aire ambiental se beneficien de la oxigenoterapia, posiblemente por medio de una disminución de la entrada de información a los quimiorreceptores en el centro respiratorio y la corteza cerebral. En dos ensayos controlados, los pacientes de cáncer con disnea asignados al azar en un diseño cruzado exhibieron mejora significativa de su disnea.[
Otros investigadores examinaron el efecto de otras modalidades de administración de oxígeno a pacientes de cáncer con disnea, tales como las siguientes:[
Estas intervenciones son opciones razonables para los pacientes con hipoxemia y disnea resistente pese al uso de oxígeno suplementario de flujo bajo.
Otras opciones indicadas para el tratamiento sintomático son las siguientes:
No se ha aclarado la función de las metilxantinas para tratar la disnea relacionada con el cáncer. Se observó que la clorpromacina y la prometacina reducen la disnea sin afectar la ventilación en pacientes de cáncer, pero su función en la disnea relacionada con el cáncer no está clara. En 4 de 5 ensayos controlados aleatorizados no se pudo demostrar ningún beneficio del uso de benzodiacepinas para los pacientes de cáncer.[
En un estudio aleatorizado con enmascaramiento simple se indicó que la combinación de dos medicamentos programados (morfina subcutánea y midazolam subcutáneo) y, según se necesite, un medicamento (morfina subcutánea) para los episodios de disnea intercurrente es más eficaz que las otras combinaciones evaluadas para controlar la disnea intercurrente y que se necesitan más estudios.[
La función de las benzodiacepinas parece estar limitada al tratamiento de la disnea que se considera manifestación somática de un trastorno de pánico o a su uso cuando un paciente tiene ansiedad grave simultánea. En un ensayo aleatorizado controlado con placebo de 432 pacientes, no se observó una mejora de la disnea o la ansiedad con el medicamento ansiolítico no benzodiacepínico buspirona en comparación con un placebo en pacientes de cáncer con disnea moderada a grave, aunque la dosis de 20 mg fue relativamente baja.[
Debido a la función que quizás desempeñe la inflamación en el cáncer y la disnea, se ha usado la dexametasona en el tratamiento de la disnea sintomática. En un estudio aleatorizado controlado, se evaluó de forma prospectiva la dexametasona en un grupo de pacientes ambulatorios muy selectivo, con puntajes promedio para la disnea de 4 o más (escala 0–10).[
Medidas de apoyo generales
Además de las terapias farmacológicas apropiadas, se indica una serie de medidas no farmacológicas, como las siguientes:
La eficacia de estas medidas para aliviar la dificultad respiratoria es variable.
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Referencias:
En algunos pacientes la tos crónica causa gran sufrimiento.[
Las causas de la tos se clasifican de manera muy parecida a las causas de la disnea.
Un abordaje de la tos crónica en el entorno de la atención paliativa de los pacientes es considerar los diagnósticos diferenciales que se resumen a continuación:
La terapia óptima para la tos crónica es el tratamiento del trastorno subyacente; por ejemplo:
Con frecuencia, se utilizan antitusígenos como los opioides. Las pruebas anecdóticas indican que los anestésicos locales inhalados quizás desempeñen una función pero que se deben utilizar juiciosamente y con moderación; su sabor no es placentero y debilitan el reflejo faríngeo; asimismo, se documentaron reacciones anafilácticas a los conservantes en estas soluciones. Los antitusivos opioides y no opioides, como dextrometorfano, podrían actuar de modo sinérgico, pero se necesitan más estudios para confirmar esta hipótesis.[
En casos donde hay aumento de la producción de esputo, se ha utilizado expectorantes y mucolíticos, pero los efectos no se han evaluado bien. El cromoglicato de sodio inhalado parece prometedora como método inocuo de control de la tos crónica relacionada con el cáncer de pulmón.[
Referencias:
Importancia
Los derrames pleurales malignos son una complicación común del cáncer, y el cáncer es una causa común de los derrames pleurales en general. El cáncer es responsable alrededor de 40 % de los derrames pleurales sintomáticos, siendo la insuficiencia cardíaca congestiva y la infección las otras causas principales.[
Se atribuye a los derrames malignos un uso muy importante de los recursos de atención de la salud: cada año se diagnostican casi 100 000 casos en los Estados Unidos y se detectan 43 casos cada 100 000 pacientes que ingresan al hospital.[
Patogénesis
El espacio normal para el líquido pleural está ocupado aproximadamente por 10 cc de líquido con 2 g/dl de proteínas. Un derrame pleural es la acumulación de una cantidad anormal de líquido entre las pleuras visceral y parietal del tórax. Normalmente, los capilares venosos pulmonares absorben el líquido pleural (80–90 %), y además, los vasos linfáticos pleurales también absorben parte de él. Los derrames malignos suelen ser más exudativos que transudativos. Los derrames exudativos exhiben cualquiera de las siguientes características:[
Las causas de estos derrames malignos exudativos son, por lo general, las siguientes:
Los derrames paramalignos se derivan, en ocasiones, de la quimioterapia, la radioterapia, la atelectasia o el compromiso de los ganglios linfáticos.
Evaluación
Los síntomas comunes relacionados con el derrame pleural maligno son los siguientes:
Alrededor de 20 % de los pacientes presentan pérdida de peso y malestar general. Para hacer la evaluación radiográfica lo que se usa con más frecuencia es una radiografía de tórax. Alrededor de 175 cc de líquido pleural hacen que se borre el ángulo costofrénico en la radiografía torácica. Una tomografía computarizada del tórax es más sensible que una radiografía de tórax simple y se suele utilizar para evaluar derrames loculados porque, en varias instancias, hasta 500 cc de líquido loculado están ocultos detrás de la cúpula diafragmática.[
Es importante reconocer que no todos los derrames pleurales detectados en los pacientes de cáncer son malignos. Los pacientes de cáncer tienden a presentar afecciones como las siguientes:[
Es posible que cada una de estas afecciones causen un derrame sintomático cuya atención clínica diferiría considerablemente de la atención de un derrame maligno. Por esta razón, es importante realizar la evaluación citológica. Para la citología del líquido pleural, se necesita una muestra mínima de 250 cc. La morfología de las células del espacio pleural que se obtiene puede ser difícil de evaluar debido a anomalías mesoteliales y macrófagas. La sensibilidad diagnóstica de la citología del líquido pleural es de casi 65 % y su especificidad es de 97 %.[
Tratamiento del derrame pleural maligno
Tratarlo o no tratarlo
Los derrames pleurales son, por lo general, marcadores de enfermedad avanzada no resecable o de progresión de la enfermedad. La mediana de la supervivencia para los pacientes con derrames pleurales malignos está alrededor de los 3 a 4 meses.[
Alrededor de tres cuartos de los pacientes exhiben síntomas como tos, disnea o molestia torácica. Esos pacientes se podrían beneficiar de esfuerzos para reducir su carga de líquido, dependiendo de los siguientes aspectos:
La bibliografía sobre la eficacia del tratamiento de los derrames pleurales es difícil de interpretar a causa de la escasez de ensayos aleatorizados y la amplia variabilidad de los criterios de respuesta, así como de la sincronización y duración del seguimiento en los ensayos no controlados.[
La elección de tratamiento depende del pronóstico del paciente, su estado funcional y las metas de tratamiento.
Toracocentesis
La toracocentesis implica la inserción percutánea de una aguja para drenar el derrame. No se espera que la toracocentesis resuelva permanentemente el problema sino, más bien, que alivie los síntomas agudos y graves. También es apropiado el uso de la toracocentesis como ensayo terapéutico para determinar si el drenaje del líquido es beneficioso cuando no hay una clara relación entre los síntomas y el derrame.
La mayoría de los derrames se volverán a acumular unos cuantos días después de la toracocentesis. La tasa de reacumulación es de cerca de 98 % al cabo de 30 días.[
Sondas pleurales canalizadas permanentes a largo plazo
Las sondas pleurales permanentes (SPP) son una alternativa a la pleurodesis para pacientes con derrame pleural maligno cuya disnea respondió a la toracocentesis. Las SPP están relativamente contraindicadas en pacientes con una esperanza de vida corta, infecciones pleurales, acumulaciones multiloculadas y quilotórax. La introducción de sondas pleurales canalizadas permanentes a largo plazo es útil para tratar un derrame pleural maligno sintomático recidivante, incluso para los pacientes con un pulmón bloqueado. Estas sondas pleurales canalizadas permiten que hasta 96 % de los pacientes logren una mejora de los síntomas y la pleurodesis espontánea se presenta en hasta 44 % de los pacientes.[
En un ensayo controlado aleatorizado en el que se compararon las SPP y la pleurodesis con talco, se observó una reducción similar de la disnea (24 de 100 mm) y la CV.[
Utilización de fármacos pleurales esclerosantes después del drenaje torácico con tubo
Los esclerosantes químicos pueden administrarse a través de un tubo torácico para crear inflamación y fusión subsiguiente de las pleuras parietal y visceral, de manera que no se pueda reacumular el líquido en este espacio potencial. Esta clase de fusión se llama pleurodesis. Muchos fármacos químicos pueden causar la irritación necesaria para producir la pleurodesis. El fármaco ideal produciría pleurodesis eficaz con costo y efectos secundarios mínimos. Entre los fármacos que se han estudiado figuran los siguientes:
En varios ensayos no controlados y series de casos se indicó la eficacia de la pleurodesis,[
En un estudio prospectivo aleatorizado de pleurodesis toracoscópica con video en el que se comparó el talco con la doxiciclina en 33 pacientes con derrame pleural maligno, se indicó que el talco proporciona resultados superiores a corto y largo plazo.[
Tratamiento quirúrgico
En muy pocos pacientes, el tratamiento estándar del derrame maligno fracasa y el tratamiento intensivo continúa siendo el apropiado. La derivación pleuroperitoneal puede se puede tener en cuenta para estos pacientes. Este procedimiento implica la implantación de un tubo de derivación con válvulas para flujo en un solo sentido que permiten transferir líquido del espacio pleural al espacio peritoneal, donde el líquido crea menos riesgo y de donde se extrae con mayor facilidad. Otra opción es la pleurectomía quirúrgica, pero este procedimiento requiere anestesia general. El riesgo de dolor agudo y crónico significativo y de otra morbilidad alcanza 20 a 25 %, y el riesgo de mortalidad al mes es de 5 a 10 %.[
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Referencias:
Hasta un 21 % de los pacientes de cáncer sufre de derrames pericárdicos malignos,[
Los derrames pericárdicos sintomáticos suelen ser un episodio preterminal; no obstante, es posible lograr una paliación importante de los síntomas si se diagnostican y tratan pronto.
De los pacientes con derrames pericárdicos malignos, 50 % tendrán derrames pleurales concomitantes y un tercio tendrá enfermedad del parénquima pulmonar.[
Un tercio de los pacientes con metástasis pericárdicas mueren, con el tiempo, de taponamiento pericárdico.[
Incidencia y prevalencia
Hay derrame pericárdico maligno en 21 % de las autopsias de pacientes de cánceres comunes.[
En una revisión retrospectiva de 23 592 derrames en un período de 24 años, se observaron 65 derrames malignos entre 375 derrames pericárdicos (17 %). En los hombres con derrames pericárdicos malignos, el cáncer que se encontró con mayor frecuencia fue el del pulmón y en las mujeres, el de la mama. En 43 % de los casos, el derrame pericárdico fue el primer signo de cáncer detectado. Entre los pacientes con diagnóstico de derrames pericárdicos malignos, 86 % murieron dentro de un año del diagnóstico; casi un tercio murieron en el primer mes.[
En un estudio con 31 pacientes de cáncer con derrames pericárdicos, el derrame pericárdico maligno fue responsable por 58 % de los derrames, 32 % fueron causados por pericarditis idiopática benigna, y la pericarditis provocada por la radiación causó 10 % de los casos.[
Características fisiopatológicas
El compromiso maligno del pericardio es la causa más común de derrames pericárdicos, que son el resultado del bloqueo de la circulación linfática y venosa del líquido pericárdico. Estos bloqueos pueden ser producidos por un cáncer primario del pericardio, como ocurriría en el mesotelioma pericárdico, o por tumores que se manifiestan en el miocardio, incluso angiosarcoma, rabdomiosarcoma e histiocitosis fibrosa maligna. Los cánceres también pueden afectar el pericardio por extensión directa de carcinoma pulmonar o esofágico, timoma o linfoma.[
Los tumores primarios de la pleura o el pericardio han sido denominados recientemente derrames intratorácicos primarios malignos.[
Entre las causas no malignas del derrame pericárdico se incluyen las siguientes:[
En ocasiones, el sida también causa derrame pericárdico con pericarditis.[
El taponamiento pericárdico es el resultado de la acumulación progresiva de líquido en el saco pericárdico, que causa los siguientes efectos:[
El compromiso hemodinámico se produce cuando la cantidad normal de líquido pericárdico (aproximadamente 15–50 cc) aumenta a 200 cc a 1800 cc.[
La disnea se presenta en 93 % de los pacientes con derrames pericárdicos.[
Otros síntomas de derrame pericárdico son los siguientes:
Entre los signos de derrame se incluyen los siguientes:
El roce por fricción pericárdica y la fiebre se relacionan por lo común más con las causas no malignas de los derrames pericárdicos que con las etiologías malignas.[
Los signos de taponamiento pericárdico son los siguientes:
Sin embargo, algunos pacientes a veces presentan taponamiento sin estas características clínicas.[
Diagnóstico
La radiografía del tórax puede mostrar expansión de la silueta cardíaca [
La ecocardiografía transtorácica utilizando imágenes apical, subxifoidea y paraesternal permite evaluar la presencia, cantidad y calidad de los derrames pericárdicos que se sospechan así como de los tumores e inflamación pericárdicos relacionados. Los derrames moderados muestran en una ecocardiografía un espacio sin eco de 10 a 20 mm durante la diástole en modo M o en la ecocardiografía bidimensional, mientras que los derrames graves tienen un espacio sin eco que excede 20 mm.[
En el derrame pericárdico con taponamiento, la ecocardiografía muestra compresión auricular o ventricular derecha, o compresión auricular izquierda, disminución de la dimensión ventricular izquierda y ausencia de colapso de la vena cava inferior al inspirar profundamente.[
La prueba más confiable para el diagnóstico de taponamiento cardíaco es la igualación de presiones diastólicas entre todas las cámaras cardíacas mediante cateterismo cardíaco del corazón derecho.[
El electrocardiograma de los pacientes con derrames pericárdicos muestra típicamente una reducción de la amplitud QRS en todos las derivaciones. Un resultado clásico de los derrames grandes con taponamiento pericárdico, pero que se ve muy poco, es la variación de la amplitud de la onda P y del complejo QRS en latidos sucesivos en el EKG, que se conoce como alternancia eléctrica. Este se produce por el movimiento del corazón dentro del saco pericárdico. [
La citología del líquido pericárdico tiene una precisión de 80 a 90 % en el diagnóstico del derrame pericárdico maligno.[
Es posible que la biopsia pericárdica aumente la sensibilidad del diagnóstico de derrames pericárdicos de origen maligno. No obstante, como los derrames pericárdicos se suelen presentar cuando la enfermedad está avanzada y se augura una supervivencia más corta que en otros sitios de compromiso metastásico, el factor primordial para determinar el alcance de la evaluación y el curso de tratamiento debe ser el alivio de los síntomas más que el diagnóstico. En dos estudios, no se pudo observar ninguna diferencia en la supervivencia de los pacientes de cáncer con derrame pericárdico según los resultados de citología del líquido.[
En un estudio de pacientes de cáncer de esófago en estadio I sometidos a radiación y quimioterapia, los factores de riesgo de derrame pericárdico incluyeron edad avanzada, volumen pericárdico superior a 30 (porcentaje de volumen cardíaco que recibe más de 30 Gy, ≥41,6), índice de masa corporal alto y diabetes mellitus.[
Tratamiento
Ningún ensayo clínico amplio, aleatorizado y controlado ha mostrado cuál es el tratamiento óptimo de los derrames pericárdicos malignos o del taponamiento. El tratamiento, debe individualizarse de manera que se aumente al máximo el alivio de los síntomas con mínima repercusión en la calidad de vida. Las opciones de tratamiento son las siguientes:
Entre las consideraciones que se deben de tener en cuenta al seleccionar una opción terapéutica figuran las siguientes:[
Los grandes derrames pericárdicos malignos sintomáticos se manejan drenando el líquido, a no ser que los objetivos de la terapia dicten una estrategia conservadora y menos invasiva, con supervivencia más corta concomitante, que haya que equilibrar contra preocupaciones de calidad de vida. Si se indica tratamiento para manejar el taponamiento, la pericardiocentesis subxifoidea percutánea es el tratamiento predilecto en el entorno agudo. Se recomienda ecocardiografía como guía para el catéter.[
El derrame pericárdico recidivante se presenta en 21 [
Es posible que el drenaje continuo con catéter sea eficaz para prevenir la reacumulación del líquido; sin embargo el mecanismo no está claro. En una serie se notificaron recidivas en 30 % de los pacientes en una mediana de tiempo de 39 días. En otra serie, se notificó una tasa de recidiva de derrame pericárdico de 13 % al año de seguimiento.[
El drenaje continuo con catéter puede mantenerse durante varios días.[
El esclerosante más eficaz para los derrames pericárdicos fue la tetraciclina, con una tasa de éxito de hasta 80 %;[
En la mayoría de los casos, se necesitan 3 o más tratamientos para obtener una esclerosis aceptable.[
Una comparación retrospectiva de pericardiocentesis con escleroterapia y drenaje quirúrgico abierto de 60 pacientes mostró tasas semejantes de complicaciones de tratamiento, incidencia de derrame recidivante y supervivencia después del tratamiento en ambos grupos.[
En otros estudios se publicaron tasas de mortalidad, recidiva y supervivencia para la esclerosis que son similares o algo inferiores a las de la ventana subxifoidea o la toracoscopia asistida por video.[
La pericardiotomía de globo transcutáneo es otra técnica que es menos invasiva que las estrategias quirúrgicas abiertas, que incluyen ventana pericárdica subxifoidea, toracotomía con formación de ventana pericardiopleural [
La pericardioscopia por video tiene una sensibilidad diagnóstica de 97 % para detectar derrames malignos.[
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Referencias:
Descripción
El síndrome de la vena cava superior (SVCS) es un conjunto de síntomas causados por el deterioro del flujo sanguíneo desde la vena cava superior (VCS) a la aurícula derecha. Los síntomas que hacen sospechar de este síndrome son los siguientes:[
En pocas ocasiones, los pacientes se quejan de ronquera, dolor de pecho, disfagia y hemoptisis.
Los signos físicos que se pueden observar en el momento de la presentación inicial son los siguientes:
En raras ocasiones se presenta cianosis, síndrome de Horner y una cuerda vocal paralizada.[
El SVCS es, por lo general, un signo de carcinoma broncogénico localmente avanzado. La supervivencia depende del estado de la enfermedad del paciente. Cuando el carcinoma broncogénico de células pequeñas se trata con quimioterapia, la mediana de supervivencia con o sin SVCS es casi idéntica (42 semanas o 40 semanas, respectivamente). La supervivencia a 24 meses es del 9 % en pacientes sin SVCS y del 3 % en los que tienen el síndrome. Cuando la neoplasia maligna se trata con radioterapia, el 46 % de los pacientes que tienen cáncer de pulmón de células no pequeñas experimentan alivio de los síntomas comparados con el 62 % de los pacientes que tienen carcinoma broncogénico de células pequeñas. La supervivencia a 2 años del 5 % es casi la misma para ambos grupos.[
La mayoría de los pacientes de linfoma no Hodgkin y SVCS responden a la quimioterapia apropiada o a regímenes de modalidad combinada.
Características etiológicas y fisiológicas
Desde que William Hunter describió por primera vez el SVCS en 1757, el espectro de las condiciones subyacentes asociadas con el síndrome ha cambiado de tuberculosis y aneurismas sifilíticos de la aorta ascendente a trastornos malignos. Casi el 95 % de los casos de SVCS descritos en las series publicadas modernas se deben a un cáncer; la causa más común es el carcinoma broncogénico de células pequeñas, seguido por el carcinoma de células escamosas de pulmón, adenocarcinoma de pulmón, linfoma no Hodgkin y carcinoma de células grandes de pulmón.[
El conocimiento de la anatomía de la VCS y su relación con los ganglios linfáticos circundantes es esencial para la comprensión del desarrollo del síndrome. La VCS está formada por la confluencia de las venas braquiocefálicas izquierda y derecha en el tercio medio del mediastino. La VCS se extiende caudalmente de 6 a 8 centímetros, recorriendo el tallo principal del bronquio de la parte anterior hacia la derecha y terminando en la aurícula superior derecha, y se extiende anteriormente hacia el bronquio principal derecho. La vena ácigos se une a la vena cava superior posteriormente al doblar hacia el bronquio derecho principal y está en posición posterior de la aorta ascendente y a su derecha. La pleura mediastínica parietal es lateral a la vena cava superior, creando un espacio limitado, y la VCS está adyacente a los grupos de ganglios linfáticos paratraqueales derechos, ácigos, hiliares derechos y subcarinales. El vaso sanguíneo mismo es de paredes delgadas, y la sangre que fluye por él está a baja presión. Así, cuando los ganglios o la aorta ascendente aumentan de tamaño, se comprime la VCS, el flujo de sangre se hace lento y puede ocurrir una oclusión total.
La gravedad del síndrome depende de la rapidez con que comenzó la obstrucción y de su localización. Cuanto más rápido es el comienzo, más graves son los síntomas y signos porque las venas colaterales no tienen tiempo de distenderse para dar cabida a un aumento del flujo de sangre.[
En un estudio, se indicó que el reclutamiento general de colaterales venosos puede llevar con el tiempo a la remisión del síndrome aunque persista la obstrucción de la VCS.[
Evaluación y diagnóstico
Una vez que se reconoce el SVCS es importante la pronta atención clínica. Se deberá establecer un diagnóstico antes de iniciar la terapia:[
En la ausencia de obstrucción traqueal, no es probable que el SVCS sea una emergencia oncológica que ponga la vida en peligro y no se justifica el tratamiento antes de un diagnóstico definitivo.
La evaluación inicial del paciente deberá incluir una radiografía de tórax para buscar masas mediastínicas y afecciones relacionadas como derrame pleural, colapso lobular o cardiomegalia. La tomografía computarizada (TC) del tórax ofrece la información diagnóstica más útil y puede definir las características anatómicas de los ganglios mediastínicos afectados. La permeabilidad venosa y la presencia de trombos se determinan usando contraste y técnicas rápidas de exploración.[
Si se sospecha un carcinoma broncogénico, se deberá obtener una muestra de esputo. Si la muestra de esputo es negativa, se deberá tomar una muestra de biopsia del sitio más accesible que esté afectado clínicamente con enfermedad. La estrategia de la biopsia depende del diagnóstico de trabajo, la localización del tumor, el estado fisiológico del paciente y de la pericia disponible en la institución de salud. Esto puede incluir los siguientes procedimientos:[
Los resultados de la biopsia ayudarán al médico a planificar el tratamiento apropiado.
Opciones de tratamiento
El tratamiento del SVCS depende de lo siguiente:
Se deberá suspender la radioterapia o la quimioterapia hasta que sea clara la etiología de la obstrucción. Los tratamientos que se presentan en este sumario se enfocan en la obstrucción de la VCS por un tumor maligno. Puesto que el tratamiento de una obstrucción maligna tal vez dependa del tipo histológico del tumor, se deberá hacer un diagnóstico histológico, si no se hizo previamente, antes de iniciar el tratamiento. A menos que haya obstrucción de las vías aéreas o edema cerebral, no parece que haya detrimento del resultado cuando el tratamiento se retrasa para obtener datos necesarios.[
Tratamiento médico
Un paciente con flujo de sangre colateral suficiente y síntomas mínimos quizás no necesite tratamiento. Si la lesión está arriba de la vena ácigos o si el comienzo de la oclusión de la VCS es lo suficientemente lento como para permitir suficiente circulación colateral, es posible, que los síntomas y signos se estabilicen y que el paciente esté suficientemente cómodo como para rechazar tratamiento adicional. La paliación a corto plazo de un paciente sintomático que no quiere un tratamiento intensivo se puede lograr elevando la cabeza y usando corticoesteroides y diuresis. Aunque son potencialmente útiles para tratar el compromiso, no hay estudios definitivos que prueben la efectividad de los corticoesteroides. Los diuréticos pueden proporcionar alivio sintomático del edema, pero es posible que produzcan complicaciones sistémicas, como la deshidratación.[
Radioterapia
Si la obstrucción de la VCS es causada por un tumor que no es sensible a la quimioterapia, se deberá administrar radioterapia. Puede ser beneficioso el tratamiento con fracciones más grandes de radiación para acelerar la respuesta. Sin embargo, un estudio en particular demuestra que no existe una necesidad obvia de radiación de fracciones grandes para los primeros tratamientos de radiación como se creyó en un principio.[
Quimioterapia
La quimioterapia es el tratamiento de elección para tumores sensibles como linfoma o cáncer de pulmón de células pequeñas. El SVCS no parece ser un factor pronóstico independiente, y su presencia no se deberá usar para cambiar el enfoque del tratamiento. La rápida iniciación de la quimioterapia puede dar como resultado tasas de respuesta completa y parcial del SVCS de más del 80 % en pacientes de cáncer de pulmón de células pequeñas.[
Trombólisis
Se ha indicado que el SVCS se presenta cuando un trombo se forma en una vena parcialmente ocluida. En pacientes que tienen un trombo documentado en la VCS, el tratamiento puede incluir trombectomía con o sin activador del plasminógeno tisular u otros trombolíticos como la estreptocinasa o urocinasa.[
Colocación de un implante
Ha habido numerosos estudios pequeños que utilizaron un implante intravascular expansible para volver a abrir la VCS ocluida, sin embargo, no se ha publicado estudios comparativos diseñados prospectivamente.[
Cirugía
La derivación quirúrgica de una VCS obstruida es más apropiada para pacientes con una obstrucción benigna que maligna,[
Consideraciones psicosociales
Los pacientes y los miembros de la familia con frecuencia están asustados y ansiosos a causa de los síntomas producidos por el SVCS, especialmente la hinchazón, la disfagia, tos y ronquera. Los pacientes y miembros de la familia necesitan información con respecto a la causa de los síntomas y sobre las medidas de paliación a corto plazo, especialmente durante el período de diagnóstico. Cuando se rehúsa un tratamiento intensivo a causa de la naturaleza terminal de la enfermedad subyacente, puede ser necesario enseñar estrategias para controlar los síntomas a los pacientes y a los miembros de la familia.
Debido a que la mayoría de los pacientes adultos que presentan SVCS tienen cáncer de pulmón, los enfoques de tratamiento y de apoyo psicológico que se desarrollan para SVCS deberán tener en cuenta el pronóstico y la condición psicológica del paciente, los objetivos de su cuidado y otros síntomas causados por la neoplasia maligna.[
Consideraciones pediátricas
Como se describe en otras secciones de este documento, el SVCS se refiere a los signos y síntomas asociados con la compresión u obstrucción de la VCS; la compresión de la tráquea se dice síndrome mediastínico superior (SMS). Debido a que el SMS, y el compromiso respiratorio que resulta, ocurre frecuentemente en niños con SVCS, los dos síndromes han llegado a ser casi sinónimos en la práctica pediátrica.[
Los síntomas más comunes del SVCS en niños son similares a los que se presentan en adultos e incluyen los siguientes:[
Los síntomas que son menos comunes pero más graves son los siguientes:
El SVCS es poco común en niños y en el momento de la presentación inicial ocurre en 12 % de los pacientes pediátricos con tumores malignos mediastínicos.[
Un examen físico, una radiografía del tórax, y los antecedentes médicos del paciente generalmente son suficientes para establecer un diagnóstico de SVCS. Si se sospecha de linfoma o de otra enfermedad maligna, es deseable obtener una muestra de tejido para diagnóstico. Sin embargo, el procedimiento para obtener la muestra podría implicar un riesgo significativo y podría no ser factible. Los niños con SVCS tienen una tolerancia precaria para la anestesia general necesaria, porque los cambios cardiovasculares y pulmonares que le acompañan agravan el SVCS, haciendo frecuentemente imposible la intubación. También la extubación puede ser difícil o imposible, requiriendo así una provisión prolongada de vía aérea (intubación). Una tomografía computarizada del tórax para determinar el tamaño traqueal, ecocardiografía vertical y supina, y un circuito de volumen de flujo pueden ayudar a evaluar el riesgo anestésico. Porque el uso de anestesia es un riesgo grave, el diagnóstico se deberá hacer con los medios menos invasivos posibles.[
Cuando una masa maligna es la causa de SVCS, la situación podría ser una urgencia médica sin oportunidad de establecer un diagnóstico del tejido. En esos casos, el curso más apropiado puede ser iniciar terapia empírica antes de biopsia. La terapia empírica tradicional es la irradiación, con la dosis diaria gobernada por la radiosensibilidad supuesta del tumor. Después de la irradiación, puede ocurrir un deterioro respiratorio por la aparente hinchazón traqueal a causa de la incapacidad de los estrechos luminales en los niños para dar cabida al edema y a causa del mayor grado de edema al inicio, lo cual se debe a la rápida velocidad con que crecen los tumores en los niños. En estas situaciones, puede ser necesario un ciclo de prednisona a 10 mg/m2 del área de superficie corporal 4 veces por día.[
Además de la radiación, la terapia empírica del SVCS ha incluido fármacos quimioterapéuticos incorporando los corticoesteroides o ciclofosfamida, en combinación con antraciclina y vincristina.[
Si la cirugía se hace necesaria, se deberá llevar a cabo con el paciente en la posición de semi-Fowler con la capacidad de cambiar rápidamente a posición lateral o prona. Deberá haber instalaciones para derivación cardiopulmonar y broncoscopio rígido disponibles en caso de que sean necesarios.[
Referencias:
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PDQ® sobre los cuidados médicos de apoyo y los cuidados paliativos. PDQ Síndromes cardiopulmonares. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en:
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Última revisión: 2023-03-21
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